Por: Mario Araya Pérez
La inspiración o motivación para hacernos preguntas pueden venir de muy diversos lugares y situaciones, es por eso por lo que decidí hacer un comentario sobre una serie producida en Corea del Sur, que tuvimos la oportunidad de ver en Netflix hace una semana atrás. El título de esta serie fue traducido al español como Justicia Juvenil y puede ser vista en dicha plataforma en su idioma original (coreano), en español o inglés, o igualmente subtitulada en cualquiera de estos idiomas. Consta de una temporada y un total de 10 capítulos, de aproximadamente una hora cada uno de ellos. Como su nombre lo indica su trama gira en torno al tema de la justicia juvenil, más específicamente alrededor de los tribunales de justicia de menores en este país.
La recomendación para observar esta serie nos llegó de parte de una colega antropóloga guatemalteca. Esto como reacción a una conversación en la que le pregunto a mi compañera por el tema de investigación que está proponiendo para el doctorado, el cual está relacionado al tema penal juvenil y las personas operadoras de justicia (específicamente las personas juezas).
Fue curiosa no solo la forma en la que nos llegó la recomendación, sino también la producción y el tipo de trama elaborado en esta serie, el cual no estamos tan acostumbradas a ver. Contrasta por mucho con otras series y películas que estuvimos observando recientemente en las que se aborda desde una mirada crítica, sobre todo, el sistema de justicia criminal estadounidense. En estas producciones se desarrollan temas de injusticias y racismo perpetradas por el sistema hacia población afroamericana en este país; historias como las de “Los cinco de central park”, desarrollada en la serie de Netflix When they see us, u otras similares como las desarrolladas en For Life, una ficción basada en una historia del encarcelamiento de Isaac Wright Jr., o Just Mercy, un drama legal biográfico basado en hechos de la vida real, sobre todo el caso de la sentencia a muerte de Walter McMillian.
Estas producciones tienen en común no solo esa crítica al sistema de justicia criminal en Estados Unidos, sino que de alguna manera nos resulta más sencillo entender el contexto de la producción y acceder a material adicional que nos permita pensar que sucede con la cultura judicial en este país. Por ejemplo, cómo afecta y golpea en mayor medida a las personas afroamericanas, ya sea a través de otras producciones documentales como 13th (Enmienda 13), notas de prensa o los medios de comunicación en general. Pero, además, las tramas desarrolladas están más cercanas a nuestra propia posición respecto a los sistemas de justicia, que suelen ceñirse sobre ciertos sectores sociales generalmente desfavorecidos, estigmatizados, racializados, excluidos, etc.
Lo anterior no sucede con la serie sur coreana Justicia Juvenil. Ni el tipo de producción nos es tan familiar, ni el idioma, ni la cultura judicial, ni el entorno en que se desarrolla (un tribunal juvenil), etc. Es un país del que tenemos pocas noticias y del cual no conocemos cuales pueden ser sus principales preocupaciones cotidianas. Todo esto hace de difícil comprensión, de una forma no superficial, el tipo de trama que se está desarrollando. A lo cual se aúna que los personajes de la serie son directamente personas juezas, de las que ni siquiera en nuestros propios contextos solemos conocer mucho, más allá de que son personas de respeto y autoridad. Además, la historia que presenta se desarrolla desde el odio y la parcialidad de la figura de la persona jueza que se construye como personaje principal.
Simplificando mucho la trama, la historia presentada se desarrolla en torno a dos personajes centrales. Ambas personas juezas con rangos intermedios en una jerarquía judicial. Una jueza llamada Shim Eun-Seok y un juez llamado Cha Tae-Joo (el cual parece ser una persona bastante joven). La serie de entrada nos presenta una frase sumamente fuerte de la jueza, que no esperaría escuchar en la vida real de una persona con este cargo, frente a la pregunta – ¿Por qué decidió ser jueza juvenil?, en una situación de entrevista televisiva, esta responde – “porque yo realmente odio a los delincuentes juveniles”. Es decir, de entrada, se nos muestra como un personaje parcializado, que conforme avanza la historia nos va dejando ver que ese odio a las personas menores que cometen delitos está fundamentado en su propia vida, tanto privada como profesional. Y cuya posición respecto a la justicia juvenil, es que esta resulta demasiado benevolente con las personas menores.
Inmediatamente después, se nos presenta su antítesis el juez Cha Tae-Joo, cuya posición respecto a las personas menores es completamente contraria. Su posición es de cercanía y de responsabilidad afectiva con estas personas menores, de seguimiento, convivencia, conocimiento de sus condiciones de vida y de confianza. Más avanzada la historia, se muestra como su posición también deriva de una experiencia personal, pues él mismo cuando era menor de edad, cometió una infracción que le llevó a estar bajo medidas de protección de un tribunal de justicia de menores, pero que, inspirado en el apoyo afectivo y cercano brindado por un juez, al cual busca emular, pudo superar la condición en la que se encontraba y llegar a donde se encuentra en ese momento.
Sin embargo, pese a lo que yo personalmente esperaba – ingenuamente- del desarrollo de la historia, una suerte de balance en estas posiciones contrastadas de ambos personajes, de sensibilización y acercamiento a las condiciones de vida de las personas menores, etc., parece que la serie termina reforzando y validando la posición de odio de la jueza Shim. Esto se hace patente al punto que conforme avanzan los capítulos, el propio juez Cha comienza a darle la razón respecto a su odio y su forma de proceder con las personas menores de edad, el cual implica confrontación y humillación hacia estos.
La serie refuerza la posición respecto a la centralidad del castigo, así como ciertas ideas y estereotipos asociados a las personas jóvenes (menores de edad) que han cometido algún delito. Sobre lo primero, la idea de que frente a cualquier tipo de delito se requiere un castigo ejemplar, que desincentive en la persona la voluntad de volver a delinquir a futuro. Respecto a lo segundo, la idea de que los menores que han sido sancionados – inadecuada y benévolamente- por el sistema, están siempre propensos a continuar cometiendo infracciones, son personas mentirosas y que tienden a escalar en la comisión de delitos cada vez más graves.
Se refuerza, además, la idea de una responsabilidad individual de los sujetos de castigo por las acciones cometidas y se apela a los lugares comunes de las familias disfuncionales, los hogares abusivos o la falta de atención y disciplina de los padres- sobre todo las madres- para con sus hijos e hijas. Lo cual contrasta con algunas frases sueltas a lo largo de la serie, a las cuales no se les da mayor elaboración, por ejemplo, al cierre de la temporada la jueza Shim le dice a su compañero, el juez Cha, “dicen que se necesita un pueblo entero para criar a un niño”, a lo que posteriormente agrega, “nadie debería criticarlos [por el delito cometido], todos somos responsables”, lo que de alguna manera da a entender la responsabilidad del colectivo para con las personas menores que cometen delitos.
Más allá de lo que esta serie pueda implicar en términos de gusto y entretenimiento, realmente nos hizo pensar sobre varios aspectos; el primero, la necesidad de conocer un poco más sobre la realidad y el contexto en el cual se realiza la producción de esta serie, así como de su intensión. Lo segundo, sobre la necesidad de un disfrute más acompañado de este tipo de producciones, que nos permitan no solo conocer ese contexto de procedencia sino también el propio contexto en el cual observamos, es decir, nuestra propia realidad en materia de justicia relacionada a menores de edad, en un pasado reciente y en el presente.
Lo segundo, nos lleva a pensar que algunas de las ideas elaboradas en la trama de la serie concuerdan con procesos vividos a mediados de los años 1990 en Centroamérica. Al menos en dos países en particular; El Salvador y Costa Rica. En estos países se contaba antes de esta década con una legislación que otorgaba a las personas juezas unas facultades similares de discrecionalidad a las mostradas en el documental y ubicaban a las personas menores de edad en situaciones similares de vulnerabilidad y arbitrariedad frente a la justicia. Esto bajo las denominadas leyes tutelares de menores. Esta situación cambia en estos países, en los años 95-96 del siglo XX, cuando en un contexto de alarma social se buscó la modificación de estas leyes de manera que permitieran abordar el fenómeno que se entendía como delincuencia juvenil, muy asociada en ese momento a los delitos cometidos por grupos de personas jóvenes menores de edad en zonas urbanas[1].
Acerca de lo primero, según alguna información disponible en la web sobre la situación en corea del sur, en la actualidad, pareciera que de igual manera una serie de delitos graves cometidos por personas jóvenes menores de edad ha encendido desde hace algunos años la discusión en torno a la ley penal juvenil[2],[3]. Que, sin embargo, parece abogar, a diferencia de los países centroamericanos en los años 90, por una legislación más fuerte, que sancione a las personas menores de edad como adultas o al menos de manera más severa[4].
Finalmente, es importante destacar que el tema de justicia penal juvenil es un tema relevante en muchos países dentro y fuera de la región centroamericana. Una mirada crítica de este y otro tipo de producciones nos permitirían retomar discusiones centrales respecto a esta temática, por ejemplo, lo que sucede actualmente en El Salvador, que a la luz del estado de excepción ha modificado e implementado una serie de medidas que afectan la materia penal juvenil, que permiten penas más severas y tratos como adultos a las personas menores presumiblemente vinculadas a actividades pandilleriles, esto en total oposición al espíritu original de la legislación en esta materia[5].
[1] Sobre este tema para el caso costarricense se puede consultar un reportaje de Teletica, en https://www.teletica.com/7-dias/chapulines-arrasando-la-capital_283997
[2] https://en.yna.co.kr/view/AEN20170922009500315
[3] Korea Now. Juvenile Justice: A True Social Issue in Korea. https://www.youtube.com/watch?v=3-5oVHVaQoQ
[4] Kim, William. 2021. Much Needed Reformation in South Korea’s Juvenile Act. Disponible en https://www.cardozociclr.com/post/much-needed-reformation-in-south-korea-s-juvenile-act
[5] Labrador, Gabriel y Gavarrete, Julia. Bukelismo aumenta penas incluso a niños y habilita jueces anónimos contra pandilleros. Disponible en https://elfaro.net/es/202203/el_salvador/26105/Bukelismo-aumenta-penas-incluso-a-ni%C3%B1os-y-habilita-jueces-an%C3%B3nimos-contra-pandilleros.htm