Bajo Los Anonos. San José, Costa Rica. Fotografía por Bryan Vargas Vargas. Centro Agenda Joven en Derechos y Ciudadanía, Universidad Estatal a Distancia, 2021.

Por: Bryan Vargas Vargas

Sí, para muchas personas jóvenes tocó tener todo, la informalidad laboral, la exclusión del sistema educativo, la imposibilidad de acceder a la vivienda y la lista sigue…

Esta reflexión surge de pensar sobre algunas relaciones posibles entre juventud y ciudades, momento en el que veía por las noticias un lamentable hecho como lo fue la pérdida de una vida en carretera. Situación repetida con frecuencia de algún “socio colaborador” [1][2].

Por lo que esta pre construcción de Los jóvenes de ahora lo tienen todo me parece importante discutirla con base en la vida en la ciudad. Para la Segunda Encuesta Nacional de Juventud (2013, p.29) [3] la población joven costarricense ocupa mayormente la ciudad, lo que nos abre un abanico de preguntas sobre esta condición.

La ciudad es un espacio de disputas y contradicciones consecuente con lo desigual que somos como sociedad y estamos lejos de esa lectura idílica sobre la urbanización. Ante esto las relaciones que tienen las poblaciones en edad joven son diversas, permeadas por el momento socio histórico. Es también una centralidad de servicios, equipamientos y formas productivas, pero esto no es garantía de alcanzarlo, e incluso en algunos casos las condiciones de posibilidad son pocas.

Por ejemplo, el panorama para los jóvenes latinoamericanos con respecto a la posibilidad de acceso a la vivienda no es positivo, según Mayer (2020): “se espera que para el año 2050, 9 de cada 10 jóvenes serán población urbana. En este marco, el 64% de este colectivo, es decir más de 100 millones de personas, viven en hogares en situación de pobreza o vulnerabilidad.”  (Mayer et al. 2020, p.15) [4].

Bajo Los Anonos. San José, Costa Rica. Fotografía por Bryan Vargas Vargas. Centro Agenda Joven en Derechos y Ciudadanía, Universidad Estatal a Distancia, 2021.

Lo anterior es respecto a la vivienda, pero si continuamos ahora sobre la calidad del empleo, la ciudad es también un lugar de explotación para muchas personas jóvenes centroamericanas. Señala OXFAM (2021) [5] que en las maquilas de nuestras ciudades los derechos penden de un hilo [6] y la precariedad es su principal característica, se afirma: “suelen ser mujeres jóvenes de entre 18 y 35 años. Existe una regla no escrita de no contratar a mujeres mayores de 35 años. Aunque se pueden identificar trabajadoras con cierto nivel de educación, la mayoría de ellas no cuenta con formación más allá de la primaria completa o incompleta. Muchas son madres, el 80% según varios estudios y llevan la jefatura de hogares monoparentales. Otra característica que confirma la vulnerabilidad de estas empleadas es que muchas de ellas provienen de zonas rurales.”

Otra realidad de nuestro proceso de urbanización son las expresiones de la “violencia” que se presentan en ella, un aporte noticioso de BBC [7] del 7 de marzo de 2018 dice: “Y de las 50 ciudades más violentas del ranking 17 están en Brasil, 12 en México, 5 en Venezuela, 3 en Colombia y 2 en Honduras. También hay una ciudad de El Salvador, otra de Guatemala y una de Puerto Rico.”. Para el caso de Costa Rica la centralidad que representa el área metropolitana también es el espacio de mayor presencia de los diferentes delitos, según el Observatorio de la Violencia del Ministerio de Justicia y Paz (2015, 8) [8].

Por otro lado, quisiera colocar que la ciudad es un espacio negado para muchas personas jóvenes, esto aun ocupando algún lugar en la ciudad, en dos sentidos, 1) porque la ciudad me separa física y simbólicamente o me auto distancio al no sentirme parte y 2) por buscar en la ciudad un espacio para la discrepancia.

Sobre el primer punto, mucho han ahondado investigaciones sobre la vida en condiciones de pobreza urbana, por mencionar a algunos autores están Gonzalo Saravi, Javier Auyero y Loïc Wacquant, quienes han demostrado las dificultades en todos los ámbitos de la vida social el ocupar un sitio empobrecido, todo espacio de la vida social se complejiza en estas condiciones, ya sea obtener un trabajo, permanecer en la escuela, formar una familia.  Señala Wacquant en Parias Urbanos que: hay cargas que las personas que ocupan un lugar estigmatizado llevan sobre sí, y “…los factores externos que reconfiguran el territorio social y simbólico del cual los residentes del gueto se (re) definen y hacen lo propio con la colectividad que forman” (Wacquant, 2015, 41) [9].

En el segundo punto, la ciudad se niega para quienes la conciben como espacio para la discrepancia, Harvey (2007, 166) [10] hace este señalamiento cuando describe las manifestaciones protagonizadas por personas jóvenes en Chicago de 1968 y la posterior respuesta de la ciudad a lo ocurrido tomando como ejemplo el Centro de las Ciencias de Marylan, edificación que describe como una fortaleza y dice: “No tiene entrada que mire hacia la comunidad, ni siquiera a la calle. El edificio tras las revueltas de 1968, un momento en que una sustanciosa población afroamericana habitaba la comunidad colindante de Shar-Leadenhall”.

En ese sentido “la ciudad” dará respuesta de para quien le utilice como espacio de disputa, o con prácticas diferentes para las que fue arquitecturalizado, por ejemplo el “espacio público” sólo lo será siempre que sea un espacio de recreación, lúdico y en el peor de los casos para desplazarse de un sitio a otro, pero se reacciona si el “espacio público” se convierte en lugar de disputa social, para expresar la diversidad sexual, para los vendedores ambulantes u otras no previstas sobre este.

Los jóvenes de ahora lo tienen todo… pareciera que sí, toca sobrellevar la precariedad laboral, la violencia provocada por la desigualdad, los derechos transformados en productos y la negación de la discrepancia.


[1] Repartidora de comidas muere en Circunvalación tras violento accidente de tránsito. https://amprensa.com/2021/10/repartidor-de-comidas-muere-en-circunvalacion-tras-violento-accidente-de-transito/

[2] Repartidor de Uber Eats que murió atropellado tenía 25 años y una hija pequeña. https://ncrnoticias.com/sucesos/repartidor-de-uber-eats-que-murio-atropellado-tenia-25-anos-y-una-hija-pequena/

[3] Consejo Nacional de Política Pública de la Persona Joven (2013) Segunda encuesta nacional de juventudes: informe de principales resultados [recurso electrónico] / Consejo Nacional de Política Pública de la Persona Joven. https://costarica.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/II_Encuesta_Nal_de_Juventudes_Resultados_Principales.pdf    

[4] Mayer L., Duhalde J., Arroyo A, Jesús M. (2020) Ciudades x jóvenes: aportes para la nueva agenda urbana desde las juventudes latinoamericanas. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO; Santiago de Chile: TECHO; Bogotá: CINDE-Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano; Arlington: Innovation for Change.

[5] OXFAM, 7 de setiembre 2021. 263.000 mujeres explotadas en las maquilas de Centroamérica). OXFAM digital. https://www.oxfam.org/es/263000-mujeres-explotadas-en-las-maquilas-de-centroamerica

[6] OXFAM (2015) DERECHOS QUE PENDEN DE UN HILO. OXFAM digital. https://oxfamintermon.s3.amazonaws.com/sites/default/files/documentos/files/DerechoQuePendenDeUnHilo.pdf

[7] BBC, 7 de marzo 2018. Estas son las 50 ciudades más violentas del mundo (y 42 están en América Latina). BBC digital. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-43318108  

[8] Ministerio de Justicia y Paz (2014) Observatorio de la violencia: Anexo de conglomerados. Ministerio de Justicia y Paz. http://observatorio.mj.go.cr/recurso/anexo-de-conglomerados

[9] Wacquant L. (2015) Parias urbanos. Marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio. Buenos Aires: Manantial.

[10] Harvey, D (2001) Espacios del capital. Hacia una geografía crítica. Madrid: Ediciones Akal