Innovación educativa

En el Plan de Desarrollo Institucional de la UNED (2011), se establece a la innovación como nueva función básica organizacional o eje transversal de desarrollo. Al pensarla de esa forma, se requieren incentivos y recursos, reconocer el potencial para innovar en grupos y unidades y; facilitar el intercambio de la información y el conocimiento para guiar la dirección en las búsquedas oportunas y pertinentes de recursos y talentos.

Como institución educativa superior que realiza procesos, productos y servicios educativos, al plantear la innovación como eje transformador de su quehacer, lo que se busca es orientar los esfuerzos hacia la mejora de rendimientos de escala institucional. Además, implica concebir a la innovación como ese conjunto de ideas, procesos y estrategias sistematizadas, que introducen y provocan cambios en las prácticas educativas a distancia y que plantean una renovación o cambio pedagógico (o didáctico) en áreas como lo curricular, la didáctica, la evaluación de los aprendizajes, la formación y educación, la cognición y el aprendizaje; entre otros.

Es decir, un desarrollo humano que sea algo más que acumular el saber o generar competencias, para optimizar destrezas que aumenten la productividad; ya que algunos de esos razonamientos y definiciones sobre la innovación pueden fácilmente confundir las pretensiones educativas con las necesidades del mercado avasallador. Por ello, se aclara que si se asume a la innovación como un nuevo motor y acicate de los procesos, políticas y acciones de la UNED, éste debe ser para apropiarse de principios organizadores y éticos que permitan vincular los saberes, dar sentido a una vida plena humana, y así buscar un nuevo espíritu científico, estrechamente unido a la búsqueda de lo humano en cada accionar y a su devenir, con valores de respeto, tolerancia y armonía con la naturaleza y; no por la búsqueda de renovados ingresos económicos a las arcas, como bien lo han establecido los recién aprobados Lineamientos Institucionales, vigentes a partir del 2015.

De ahí que, se crea que haya llegado el momento de asumir en la UNED el reto de aprender a diseñar procesos de innovación, ya que, como bien lo apunta Wagner (2012), no es suficiente ser un profesional exitoso en estos días; formar a las nuevas generaciones con pensamiento crítico y, saber resolver problemas, o aprender colaborativamente en redes; tener agilidad y adaptabilidad ante los cambios o la incertidumbre; demostrar iniciativa y ser emprendedor; mostrar facilidad de acceso y análisis de la información; saber comunicarse, efectivamente, de manera oral y escrita o; contar con gran curiosidad e imaginación. El reto es mucho mayor. Actualmente, para llegar a ser innovador o innovadora, además de las competencias anteriores, debe aprenderse a ser perseverante y tolerante ante los errores, saber cómo experimentar, asumir riesgos calculados y desarrollar una especial capacidad para “diseñar” procesos; que sean nuevos y eficientes.

Según Wagner (2012), diseñar en este contexto implica escuchar y observar, saber hacer buenas preguntas y asociaciones, además de gustar de la experimentación. Es decir que, quien innova es curioso(a) y pregunta, porque desea entender; escucha y aprende perspectivas y experiencias diferentes de otros; desarrolla pensamiento asociativo e integral y; permanentemente vincula la acción con la experimentación. Por lo tanto, este “diseñar” es un proceso que se puede analizar y sobre todo; enseñar. Siemens (6 de agosto, 2008) lo expresaría como la nueva disciplina del estudio sobre el cambio.

Por eso mismo, porque se sabe que se puede enseñar, es que la innovación educativa en la UNED exige pensar y actuar desde la posición de un proceso de construcción social complejo, que asuma la existencia de una visión sistémica, caracterizada por componentes o agentes, roles, estrategias y procesos de cambio y diseño, y que convierta a la innovación en el concepto organizador de la realidad y del conocimiento (De la Torre, 1998).

“El conocimiento pedagógico no es fruto de la reflexión académica, sino de la reflexión en y sobre la práctica”, afirma De la Torre (1998, p. 19), lo que conlleva a pensar sobre la condición indispensable de la innovación que es el cambio y, cuando éste ha llegado a ser el concepto organizador de la realidad y del conocimiento, se pueden deducir varias consecuencias socioculturales, como la insalvable convivencia con la incertidumbre; una relativa estabilidad con los empleos ordinarios; una formación inicial que requiere de permanente actualización; la permanencia y aceleración de la obsolescencia; la relatividad del saber y la utilidad del error y el análisis interpretativo como forma de explicar la realidad educativa y social.

Ante este nuevo panorama profesional, solo resta promover habilidades cognitivas en las siguientes generaciones, que les permitan aprender por sí mismas, desarrollar actitudes flexibles o tolerantes hacia el cambio y la adaptación; formar para la innovación, el cambio educativo y el tiempo libre.

Al final, de lo que se trata es de alterar hábitos, roles y actitudes de personas que trabajan como profesionales de la educación que, reconociendo el principio de superación de la innovación en los límites individuales, demandan estrategias colaborativas para extenderse en el grupo social de donde surgen o hacia donde se aplica su práctica profesional y que, en el momento de concebir la innovación para la formación de los docentes (De la Torre, 1998), además incluyen:

  • La combinación de formación científica con formación pedagógica.
  • La combinación de la formación teórica con la formación práctica.
  • Una formación emancipadora para que le capacite en analizar, reflexionar y actuar en procesos educativos.
  • El trabajo en equipo para el desarrollo de proyectos educativos comunes que permitan innovar y mejorar la acción educativa.
  • La interrelación del docente con los estudiantes mediante el currículo.

De esta forma, una innovación educativa debe ser vista y desarrollada desde la educación misma (a partir de las interrelaciones entre las teorías psicológicas, las epistemologías y los contextos socioculturales), sin darle el acentuado énfasis de estos días, en que solo se piensa que acontece, cuando se ha hecho una introducción o aplicación tecnológica. Inclusive, por la vinculación con distintas comunidades socioculturales, gracias a los diferentes centros universitarios, sedes y modelo educativo a distancia, en la UNED yace un extraordinario potencial para propiciar diferenciaciones o especificidades hacia poblaciones, con las que todavía existe mucho por hacer e innovar, a nivel de las experiencias educativas y del cómo se aprende.

Referencias

De la Torre, S. (1998). Cómo innovar en los centros educativos. Estudio de casos. Barcelona, España: Escuela Española.

Siemens, G. (6 de agosto, 2008). What is the unique idea in Connectivism? En Curso Connectivism and Connective Knowledge 2011. Recuperado en http://www.connectivism.ca/?p=116

Universidad Estatal a Distancia (UNED). (Junio 2011). Plan de Desarrollo Institucional 2011-2015: Para el fortalecimiento de la educación a distancia. Aprobado por el Consejo Universitario, sesión 2101-2011. San José, Costa Rica: Vicerrectoría de Planificación de la UNED.

Wagner, T. (2012). Creating innovators: The making of young people who will change the world. New York, USA: Scribner.