Por: Eduardo Humberto Alemán Martínez (Honduras)

Resumen 

Desde Honduras, Eduardo Alemán nos presenta en su ensayo una interesante comparación entre el cáncer, el coronavirus y la corrupción en la sociedad de ese país centroamericano. El autor hace un notable esfuerzo de crear un texto en el que expone, en términos sencillos, los padecimientos ocasionados por ambas enfermedades y los compara con problemas políticos de gran complejidad, entre ellos la corrupción, que se presentan en territorio hondureño, pero que tampoco son ajenos de ocurrir en cualquier otro país de la región. Introduce también de manera exhaustiva, todos los actores sociales involucrados en la problemática (enfermedad), ya sea como generadores o causantes de problemas y conflictos, así como también de quienes tienen a su cargo la solución o la cura a la enfermedad. 

Durante el desarrollo del ensayo, es insistente en señalar que los males sociales y políticos que afronta Honduras y que perjudican a los pueblos, pueden ser evitados si se ataca la ignorancia política, la cual denomina como un virus; para eliminarla, el autor plantea que se requiere de la aplicación de una vacuna, que es la formación política de la juventud. 

De cara a la celebración del Bicentenario, el autor realiza un ensayo propositivo y comprometido con la necesidad de promover la formación política del pueblo y de las personas jóvenes en distintos ámbitos de la sociedad, utilizando diversas apelaciones emotivas, encaminadas a generar reflexión en quienes lo lean. La pregunta ¿Qué puede hacer la población joven en Honduras, para involucrarse en la incidencia política de manera más efectiva? está dirigida sin duda a esa generación de personas jóvenes hondureñas que aspiran a realizar cambios significativos en su país. 

La formación política de la juventud es la vacuna contra el virus de la ignorancia política en Honduras

Honduras llega al año 2021 con una metástasis grave; es un país que cumplirá este año su bicentenario, con la necesidad profunda de una completa refundación, porque los niveles de inoperancia de la institucionalidad son propios de un estado fallido. Poco o nada se puede hacer cuando un cáncer llega a etapa terminal fase 4. Por lo cual, solamente se puede aspirar al nacimiento de un país, por medio de un nuevo pacto social. Pero para lograr dicha refundación, se requiere de un alto grado de formación política en la población, que permita vacunarnos desde el inicio, para no repetir los mismos errores, en los siguientes 200 años. 

Lastimosamente, para las generaciones que nos antecedieron, ya es muy difícil lograr solucionar estructuralmente la ausencia de dicha formación. Por esta razón, debemos procurar sembrar en las generaciones más jóvenes la semilla de la formación política, desde temprana edad. Cada vez más jóvenes se quieren involucrar en ser parte del cambio que requiere el país, pero la ausencia de la formación política hace que su capacidad de hacer un cambio significativo esté limitada por su ausencia de formación, tanto teórica como de campo. De esta manera surge la pregunta, ¿Qué puede hacer la población joven en Honduras, para involucrarse en la incidencia política de manera más efectiva? 

Esta es una pregunta difícil de contestar de manera individual para cada joven, sin conocer sus contextos específicos, ya que todos estamos en un punto diferente en nuestra formación política. Por ende, para intentar dar un consejo, yo tendría que saber un poco más de cada persona. ¿Dónde están sus motivaciones para querer incidir en política? ¿Cuáles son sus talentos, recursos, disponibilidad de tiempo, trasfondo familiar, cultural? 

Si alguien a principios de 2020, le hubiera preguntado un doctor/a la cura del cáncer o del COVID 19, porque esa persona tiene miedo de morir, un/a doctor/a ético/a y responsable le habría dicho que no tiene la cura o vacuna para esas enfermedades, que pudiese garantizarle que le daría cáncer o COVID19 en 2020. Tampoco hasta ese punto podría evitar al 100% sanar a quienes ya estaban enfermas. Pero lo que sí podría hacer en ese momento, es que quienes estuvieran sanas, mantuvieran hábitos saludables, que estuvieran haciéndose constantes exámenes y chequeos médicos para detectar si tiene alguna de esas enfermedades u otras de alta gravedad. Si la persona se encuentra libre de ellas, debería ir donde un nutricionista que le haga una dieta y rutina de ejercicios para mantenerse así de sana y fortalecer su sistema inmunológico. 

Si tiene aún mucho más interés de vencer el cáncer o el COVID 19, podría haber estudiado medicina, nutrición o enfermería. Ya que significa que esta persona tiene vocación para dedicarse a la investigación científica, medicina, enfermería, paramédico/a, o nutrición. Pero todas estas carreras requieren de alto sacrificio, entre ellas el tiempo dedicado a la vida personal, estudio, largas jornadas de trabajo, no tener horarios fijos, entre otras. Es por eso muy importante, cuidar su propia salud mental, comer sano, hacer ejercicio y respetar los turnos de trabajo, para que estos descansos ayuden a recuperar fuerzas para seguir adelante, muchas veces en un sistema de salud colapsado. 

El cáncer se origina cuando las células cancerígenas se reproducen y afectan a un miembro del cuerpo; cuando es detectado a tiempo, se puede salvar el órgano mediante tratamientos y quimioterapias. En otras ocasiones, lo conveniente es extirparlo, antes que éste se extienda a otras partes del cuerpo, provocando así una metástasis mortal. De igual manera, funciona la corrupción en un país. Por eso la importancia de que un país tenga constantes auditorías jurídicas, con instituciones de gobiernos sólidas y organizaciones de veeduría y auditoría social beligerantes. Si no hay hábitos saludables en la administración pública que prevengan la corrupción, así como exámenes periódicos que la detecten, o revisiones constantes que la descarten, no se podrá identificar a tiempo previo a que aparezca. Y cuando aparezca, no se podrá tratar de manera efectiva y el estado morirá agónicamente. 

Por otro lado, la población de un país puede padecer del virus de la ignorancia política y para ello, lo mismo aplica. Se debe primero fortalecer el sistema inmune. Pero ¿Qué es fortalecer el sistema inmune en esta metáfora? Pues no es otra cosa, más que fortalecer la formación política. 

Si alguien a su alrededor le estornuda el virus de la ignorancia política, pero su sistema es inmune, es decir su formación política es fuerte, evitará que los efectos de ese estornudo le afecten. Si usted es un/a doctor/a que tiene un sistema inmune fuerte, va a poder vencer al virus de la ignorancia política. Si usted tiene un sistema inmune bajo en formación política, evite a toda costa acercarse a personas enfermas de este virus. Busque a su médico de cabecera más cercano, o donde su nutricionista para fortalecer su cuerpo. Si usted está enfermo del virus de la ignorancia política, lo primero que usted debe hacer para saberlo es practicarse pruebas rápidas y “PCR´s” que le den una confirmación de diagnóstico. Dependiendo de la gravedad de los síntomas que usted presente, así serán las recetas y medicamentos que usted requiera para su tratamiento. 

Usted puede ser una persona asintomática, o presentar síntomas leves, que se solucionan con aislamiento social mientras surten efectos los medicamentos y fortalece su sistema inmunológico. Pero si usted tarda mucho en recibir tratamiento médico, usted se convertirá en un paciente grave que va a requerir hospitalización, tanque de oxígeno; el coronavirus de la ignorancia política le puede costar su vida. No tenga temor a admitir que se ha contagiado del virus, por miedo a la estigmatización. Ser ignorante no es lo mismo que ser tonto. Admitir que somos ignorantes políticamente, es lo más inteligente que podemos hacer; ser tonto es creer que lo sabemos todo, políticamente hablando. 

Todas las personas estamos expuestas a contagiarnos; si no, que levante la mano al que no le ha dado una gripe. El coronavirus es tan contagioso, que es probable que todos ya hayamos estado expuestos a él. El primer paso para vencerlo es reconocer que usted es portador. Ningún doctor tiene una cura mágica para vencer el COVID de la ignorancia en una persona. Al inicio de la pandemia, había algunos que les gustaba dar recetas sin que se hubieran hecho las debidas investigaciones científicas de manera seria y ética. Solo les interesaba hacerse ricos a base de dar consultas y medicamentos falsos. Los pseudo médicos que no están preparados adecuadamente para tratar enfermedades graves son muy peligrosos y deben ser expuestos para evitar que los pacientes se crean sus curas falsas. Un mal doctor infectado del coronavirus de la ignorancia es muy dañino. Evíteles a toda costa, porque al tenerlos de médicos de cabecera, lo único que logrará es que le contagien del virus, con consecuencias fatales. 

Si usted no está familiarizado con las metáforas antes mencionadas, permítame ampliarlas un poco más. Los pacientes enfermos son el pueblo que requieren atender su salud. Los militantes políticos partidarios son los médicos, que toman las decisiones de salud con base en su preparación, tanto académica como experiencia laboral de campo. Los investigadores científicos en la metáfora son los politólogos, sociólogos, antropólogos, juristas y cientistas sociales que están trabajando en encontrar medicamentos que mitiguen los síntomas o encuentren una cura para el cáncer de la corrupción o una vacuna para el COVID de la ignorancia política. He allí la importancia de médicos que amen la investigación científica. Ya que un médico así es de mayor nivel de preparación. 

El personal de enfermería son los funcionarios(as) públicos del gobierno. Estas vienen a ser esas personas que, sin hacer la misma carrera de los médicos, es decir los políticos partidistas, son las que más horas pasan atendiendo a los pacientes enfermos, por lo general dentro del hospital, el cual representa al aparato estatal. El personal de enfermería puede ser muy preparado o ser empírico, pero si no tienen amor y vocación de servicio serán malos enfermeros o enfermeras. Los mejores profesionales en enfermería son aquellos que sacaron carrera para serlo y que, con mayor vocación de servicio, están encargadas de aplicarle el medicamento al paciente. Ellas tienen un corazón noble, pero que deben lidiar muchas veces con el mal humor de los pacientes, los cuales muchas veces no suelen ser lo suficientemente agradecidos y reciben el peor trato de los pacientes. A veces no importa que una enfermera o enfermero haga súper bien su trabajo y que a veces por sus años laborando en el hospital sepan hasta más que los médicos sin experiencia. Los malos pacientes aun así arrugan la cara cuando les ven entrar y se les deslumbra el rostro cuando ven, aunque sea 5 minutos al doctor. 

Esto puede provocar en algunas o muchas de ellas, que se conviertan indiferentes al dolor, con falta de empatía y les de igual si el paciente vive o muere; mientras les paguen, no es su problema, solo se enfocan en hacer su trabajo. ¿Se imagina un hospital con mal personal de enfermería? Impuntuales, que no cumplen con sus obligaciones, que están con el celular cuando un paciente las requiere con urgencia, que sean lentas y negligentes. Eso es lo que tenemos cuando los burócratas dejan de servir al pueblo por vocación y pierden el sentido de empatía al prestar un servicio público. 

Los nutricionistas o nutriólogos son los actores técnicos de la sociedad civil y movimientos sociales.  Los nutricionistas son graduados en nutrición y luego se especializan por áreas (deportiva, funcional, clínica etc.). En cambio, los nutriólogos son aquellos que se formaron como médicos y que se especializaron en nutriología médica. Es decir, pueden ser políticos militantes en algún partido, pero que no trabajan en el hospital (gobierno); o aquellos que, aunque no se han graduado como médicos, o sea los políticos apartidistas, que no han entrado a formarse políticamente a cargos de elección popular, pero sí tienen conocimientos técnicos especializados necesarios para la política. Este sector debería ser un grupo de personas que con sus dietas y ejercicios, ayuden al personal del hospital a no tener que atender a tanta gente y que no colapse el sistema de salud. La academia, la empresa privada, gremios, ONG y personal técnico deberían entrar en este grupo. 

Los nutricionistas sufren en Honduras que la gente no tiene cultura de prevención; no suele involucrarse en democratizar los espacios sociales antes mencionados. Entonces los pacientes buscan respuestas en el hospital o en los médicos cuando ya están con los síntomas graves por no haber ido con los nutricionistas. Ojo, los mejores nutricionistas y nutriólogos son los profesionales que se formaron apropiadamente. Mucha atención con los charlatanes que quieran venderse como tales, solo porque van al gimnasio y evitan la comida chatarra. Estos vendrían a ser aquellas personas en sociedad civil, que no se preparan adecuadamente para su trabajo. No es así no más, que se trabaja en la nutrición y nutriología. Por algo hoy es una carrera universitaria muy importante como cualquier otra. Los actores de sociedad civil son aquellos encargados que la ciudadanía tenga buenos hábitos saludables, que eviten la aglomeración de personas que necesiten del hospital para ser atendidos. Una sociedad civil saludable es aquella que, con sus dietas y ejercicios, no depende primordialmente de un hospital para tener una buena calidad de vida. 

Los paramédicos ambulatorios son los promotores y defensores de derechos humanos, trabajadores sociales y demás personas que se encuentran en la primera línea de atención, que no esperan que el paciente llegue a donde ellos, sino que están siempre alertas cuando son llamados por el 911 para auxiliar de manera inmediata a alguien que presenta una emergencia y así brindar una asistencia temporal, que le pueda salvar la vida al paciente mientras recibe ayuda especializada por parte del hospital. El paramédico debe aprender a referir al hospital cuando vea que es algo que, como paramédico, solo podrá puede contener, más no curar por completo. 

¿Encontró con quien se familiarizó? ¿Es una persona que hoy se encuentra paralizada de miedo, porque sabe que no ha hecho nada por cuidar adecuadamente su sistema inmunológico? Bueno pues si es así, es una persona sin formación política sólida. ¿Es usted una persona enferma del Coronavirus de la ignorancia? La forma de sanarse de la ignorancia política es la formación teórica y de campo, teniendo hábitos saludables y realizarse pruebas periódicas que le permitan mitigar los efectos. ¿Es o ha sido usted una célula cancerígena en este país? Es decir, un funcionario público corrupto. Si es así, el personal de salud debe aplicar la quimioterapia, que en este caso son la justicia y el derecho. Los que deben funcionar para luchar contra células como usted, neutralizarlos y extirparlos de los órganos y evitar que se extienda a los otros órganos, que en este ejemplo vienen a ser las instituciones formales de gobierno. 

Si no es un paciente, ¿Qué tipo de personal de la salud es? ¿Doctor/a? ¿Investigador/a científico?, ¿Personal de Enfermería?, ¿Nutricionista o nutriólogo/a? ¿Paramédico/a? 

Ahora póngase a pensar, si el gobierno es el hospital ¿Qué tipo de hospital somos? ¿Qué haría usted con un hospital, así como el nuestro? Basado en el rol que usted juega, ¿Qué decisiones cree podría tomar para mejorar el hospital? Yo no puedo darle esas respuestas, solo puedo ayudarle a encaminar las preguntas que usted necesita hacerse para saber cómo puede incidir políticamente. Ahora, ¿ve que la responsabilidad de que este hospital funcione es de todos y no solo de unos cuantos actores y actrices? ¿Está contento con el papel que usted ha jugado hasta ahora en este hospital? Puede cambiar de rol cuando quiera, lo importante es mejorar su papel en todo esto. 

La juventud bicentenaria, tiene la gran responsabilidad histórica, de abolir el hospital si es necesario y construir uno nuevo que sí esté apto para atender a una población enferma del cáncer de la corrupción y del virus de la ignorancia política. La niñez y juventud debe ser vacunada mediante la formación política para no terminar igual que esta generación para la cual ya no hay mucho más que se pueda hacer, más que morir dignamente, sembrando en la siguiente generación las lecciones aprendidas. 

Nota: Las opiniones e ideas expresadas en los insumos participantes reflejan el punto de vista de las personas autoras, no así la posición del Centro Agenda Joven en Derechos Humanos y Ciudadanía o la Universidad Estatal a Distancia.

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