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Libro: K-Punk Vol.2
Autor: Mark Fisher
Año original de publicación: 2018
Editorial: Caja Negra.
Reseñado por: Fernando Obando Reyes
Palabras clave: música, política, realismo capitalista, comunismo ácido
Citación: Fisher, M. (2020) K-Punk Vol 2. Caja Negra Editores.

Recordando a Fisher, un inconformista propositivo e inquieto.

Filósofo, profesor, crítico, escritor, editor, cinéfilo, académico, intelectual, melómano. Estas fueron algunas de las palabras que se utilizaron para describir en vida las labores realizadas por Mark Fisher, quien desde el año 2017 dejó de acompañarnos. Su muerte, ampliamente lamentada en varios espacios, deja un particular sabor amargo al haber estado relacionada con la profunda depresión del académico, quien dedicó una importante parte de su vida a tratar el tema, siendo “Los Fantasmas de mi vida”, una obra que ahonda en las problemáticas de la salud mental que se exacerban con el capitalismo tardío y su expansión en múltiples sectores de la sociedad que no parecen dilucidar una política pública que atienda la situación.

Sin duda, los trabajos de Fisher trajeron un aire fresco al espacio académico, pues si bien es cierto eran muy rigurosos y profundos, tampoco pretendían ser ininteligibles o demasiado abstractos. Por lo general, siempre procuró un diálogo lo más multilateral posible y muestra de ellos son los escritos en su blog, muchos de ellos incluidos en este libro. Su claro posicionamiento político de izquierda causo gran polémica, inclusive dentro de la misma izquierda con quien fue particularmente crítico y directo, y  le sirvió como un punto de partida para la exploración de temáticas como la salud mental y la depresión; el panorama sociopolítico global de inicios de Siglo XXI y diferentes manifestaciones culturales/artísticas (música, series web/televisivas, películas, literatura).

Tampoco se trata de idealizar al académico, pues probablemente si aún pudiera dialogar con nosotros y nosotras estaríamos debatiendo sobre sus concepciones de la industria musical contemporánea, la cultura cannábica, su visión del papel de lo “políticamente correcto” en la “cultura popular” y de internet, entre otras temáticas de las cuales ejerció opiniones y reflexiones que le causaron muchas críticas por parte de aliados y detractores. Lamentablemente, la obra de Fisher es un trabajo incompleto, mucho de su pensamiento se fue transformando a lo largo de los años y en lo que dejaban ver sus últimos escritos, se preparaba para crear una propuesta que recogía varios principios ya maduros de sus ideas iniciales. Sin embargo, esto no llego a concretarse.

El hecho de que Fisher no pudiera completar su obra no significa que no nos haya dejado valiosísimos aportes, quizás uno de los más reconocidos es el término “realismo capitalista”, el cual resuena fuertemente en sus escritos políticos. De manera muy resumida, se podría decir que dicho término hace alusión a la idea de que el capitalismo es el único sistema viable y que es imposible pensar en otro más allá de este. Como se puede observar en el libro reseñado, esta es una de las ideas claves para comprender la lectura de Fisher de muchos de los acontecimientos políticos que han sucedido durante las primeras décadas del siglo.

K-Punk no solo era el “username” de Mark Fisher en algunos sitios web, también era el nombre del blog en el que realizó cientos de entradas y sirvió como un portal de discusión de ideas durante el período de 2004 a 2016. El libro reseñado forma parte de una trilogía que recoge todas las publicaciones del blog del académico ordenándolas por diversas temáticas, además se incluyen algunos textos publicados en revistas de diversa índole y entrevistas. En este caso, se hace referencia al segundo volumen, el cual incluye escritos relacionados a música y política; siendo así una referencia de gran ayuda para todas aquellas personas que busquen sumergirse en una visión crítica del capitalismo y el neoliberalismo con una sensibilidad global o en estudios musicales que tomen en cuenta múltiples factores socioculturales y de discusión teórica.

¿Por qué leer este volumen de K-Punk? Puedo ofrecer 3 razones que me parecen valiosas:

  1. Muchos de los escritos de los volúmenes de K-Punk provienen de un blog, esto no es menor. Fisher reivindico la escritura en blogs como un formato que a veces era mal visto por la academia por ser “menos serio”. El autor posiciona al blog como un espacio complejo de discusión, pero al mismo tiempo como uno más relajado que permite escribir de una manera libre y romper algunos convencionalismos rígidos de la escritura académica que limita la expresión de ciertas ideas o estilos creativos de escritura. Todo esto da origen a textos bastante particulares que nos muestran nuevas formas de discutir y de organizar la información; quien empiece a hurgar las páginas del libro podrá darse cuenta de ello a través de muchas notas de página que nos brindan contexto, el cual muchas veces es necesario para terminar de entender las referencias de Fisher.
  2. En cuanto a estudios culturales enfocados en música, su perspectiva es particularmente refrescante. Fisher no discriminó género musical alguno y busco siempre interrelaciones y exploraciones sonoras amplias que atravesaban muchas décadas. Además de esto, su bagaje teórico y una profunda lectura del contexto sociocultural le permitió crear elucubraciones bastante agudas de muchos de los fenómenos musicales en los cuales se interesó, aspectos que quedan plasmados en este volumen y en varias discusiones con su colega melómano Simon Reynolds, a quien también hemos reseñado en esta sección.
  3. Finalmente, me parece que K-Punk permite apreciar una parte de la transformación del pensamiento político de Fisher, por medio de ejemplos concretos. Muchos de los escritos compilados no son aquellos que se basan en sus formulaciones teóricas más complejas, pues estas fueron publicadas en otro formato o forman una obra como tal. Aquí encontramos varios casos que nos permiten ver el pensamiento de Fisher en acción y que nos demuestran su lectura multifactorial de los eventos políticos y su posicionamiento crítico desde la izquierda.

“Elijan sus armas: Escritos sobre música”

El libro se divide en 2 secciones, siendo la primera “Elijan sus armas”, enfocada en escritos sobre música. Aquí los ojos de Fisher se posan en una gran cantidad de temáticas, entre ellas: los festivales de música, el noise[1]/ambient[2]/electrónica experimental como géneros musicales creadores de rupturas, el postpunk, los movimientos musicales estadounidenses, ingleses y de Europa occidental del siglo pasado, la industria musical, lanzamientos musicales, videoclips, la relación política-música, entre otros.

¿Y qué decir de las bandas? Como muestra del oído ecléctico de Fisher, podemos dilucidar en sus páginas encuentros con: Scritti Politti, The Cure, Sleaford Mods, Dj Rashad, Drake, David Bowie, James Blake, Kate Bush, The Human League, Darkstar, Kraftwerk, Miles Davis, Robbie Williams, The Fall, Mark Stewart, The Pop Group, The Birthday Party, Backstreet Boys, Dolly Dolly, Moloko, PIL, Franz Ferdinand, Arctic Monkeys, Oasis, por mencionar unos cuantos.

Es importante resaltar que Fisher no siempre tenía cosas buenas que decir acerca de la industria musical o de las agrupaciones como tal y no se lo guardaba[3]. Fue fiel creyente, con algunos matices, de la idea de “retromanía” de su colega Simon Reynolds, por lo que fue particularmente escéptico de aquellas bandas que intentaban “repetir las glorias del pasado” a través de la emulación de estéticas y sonidos que fueron dominantes en el pop de alguna época. Detractor de todo aquello que oliera a “refrito”, Fisher fue un buscador incansable de músicas que estuvieran proponiendo alguna visión nueva de la vida durante el realismo capitalista y les rescató como iniciativas fundamentales para incentivar la reflexión de futuros próximos.

La música suele estar matizada con referencias a intelectuales y escritores como Kodwo Eshun, Slavoj Zizek, William Burroughs, Jean Baudrillard, Giles Deleuze, Félix Guatari, Nietzche, Michael Bracewell, Paul Oldfield, Mark Sinker, por mencionar a unos cuantos. Esto hace que muchos de los textos incluidos formen un evento en el cual filósofos y músicos se sientan a conversar gracias a las mediaciones de Fisher. Estos encuentros dan como resultado un estudio agudo de diversos fenómenos musicales tanto contemporáneos como de años pasados, en donde el filósofo recurrentemente crea puentes entre lo histórico, lo social y lo político para construir lecturas que sobrepasan a “las bandas” como entes aislados y a los géneros musicales como nichos cercados.

“Por ahora nuestro deseo no tiene nombre: escritos sobre política”.

La segunda y última sección compila trabajos sobre política realizados por Mark Fisher. Podemos encontrarnos a un autor inconformista, crítico y visceral, quien nos presenta con gran lucidez el caos que ha producido el sistema capitalista en los últimos años, pero que no cae en el pesimismo caricaturizado ni el pregón apocalíptico que se resguarda en el derrotismo y desvaloriza la necesidad del anhelo y la imaginación para la construcción de nuevas alternativas.

Sin duda, los textos de Fisher presentan varios matices temáticos, algunos de los tópicos visitados rondan alrededor de: las movilizaciones sociales inglesas de mediados del siglo pasado y las que se gestaron durante los primeras dos décadas del Siglo XXI,  el terrorismo en Europa, debates políticos ingleses, procesos electorales, las características del capitalismo tardío, la crisis neoliberal y sus repercusiones socio económicas,  políticas públicas, automatización y precarización laboral, el papel de la izquierda ante los conflictos contemporáneos, repertorios de lucha, propuestas para construir un sistema alterno al capitalismo, entre muchos otros.

Una vez más, Fisher echa mano de numerosos autores y autoras que dialogan tanto con eventos de la vida cotidiana como con acontecimientos globales que repercuten en la geopolítica contemporánea. A través de las ingeniosas conexiones creadas por Fisher se nos rebelan explicaciones y lecturas bastante lúcidas de la vida bajo las lógicas del capitalismo tardío y como estas últimas se han colado en los espacios educativos, familiares, institucionales, etc. A pesar del lúgubre panorama que se nos describe y nos obliga a rememorar eventos profundamente agresivos que han acontecido durante este siglo, Fisher también se perfila como un testigo. En las páginas del libro podemos ver a un docente revoltoso que en repetidas veces acompañó a sus estudiantes en manifestaciones populares en donde registró formas contemporáneas de respuesta ante la arremetida neoliberal y el ascenso de la derecha en espacios políticos. Estas experiencias probablemente influyeron en que el autor declare en sus escritos que él no cree en la “resistencia”, cree en la “transformación”. No se pueden seguir sosteniendo ciertas condiciones, hay que cambiarlas.

El punto anteriormente expuesto nos lleva a una cuestión bastante particular respecto a sus últimos escritos políticos, los cuales parecen dirigirse poco a poco hacía la formación de nuevas propuestas para la transformación del realismo capitalista. Entre broma y mucha seriedad Fisher le llamaba a esta propuesta “Comunismo Ácido”, de la cual no se posee más que una introducción a un manuscrito, y la diáspora de escritos previos que le iban dando forma. Más allá de esto, el concepto de “realismo capitalista”, previamente referenciado, si fue madurado y ampliamente discutido de manera minuciosa; los escritos del segundo volumen de K-Punk dan fe de ello.

K-punk como documento histórico y espacio digital para la discusión de ideas.

La trilogía de K-Punk puede ser visitada desde cualquier parte, pues sus escritos se ordenan temática y cronológicamente. Considero que este segundo volumen brindará una visión diferente de cómo se puede ordenar la información y como los blogs representan un espacio digital de discusión que no está constreñido a esa dimensión, sino que estos pueden ser adaptados a otro soporte y develar una obra de gran complejidad académica.

El volumen 2 de K-Punk también funciona como una exploración más práctica, sin rechazar las vinculaciones teóricas, del pensamiento de Fisher. Los múltiples ejemplos que nos brinda nos permiten pasar de algunas abstracciones de sus obras, a dimensiones más concretas. Además, el corpus recolectado en la obra nos brinda un valioso mapa hacía muchas de las manifestaciones socioculturales de los últimos años.

En conclusión, este segundo volumen es de referencia necesaria para todas aquellas personas entusiastas de la música y/o de la política y que tengan su ojo puesto en la segunda mitad del Siglo XX y los primeros años de este siglo. El pensamiento de Mark Fisher se mantiene fresco, honesto y propositivo ante un mundo en el que las contradicciones del sistema capitalista auguran un futuro sombrío para la humanidad y la necesidad de la construcción de alternativas de vida se vuelva la mayor urgencia.


[1] La traducción literal sería “ruido”, y este puede ser entendido como un género musical perteneciente a la electrónica experimental o el “Avant-Garde”, en donde se exploran sonidos poco convencionales o que escapan a la lógica musical tradicional.

[2] Conocida como música “ambiental”. Forma parte de la música electrónica y suele recurrir al uso de sintetizadores para crear capas amplias de sonido a partir de acordes sostenidos. Suelen utilizarse los trabajos iniciales del musico Brian Eno en solitario como una referencia de origen de este género.

[3] Como ejemplo de esto resulta pintoresca una frase del escrito “La tradicional diatriba contra Glastonbury”, el cual critica al “Festival de Glastonbury”, un evento realizado en Bristol, Inglaterra anualmente y que reúne a una gran cantidad de agrupaciones musicales y artísticas. En el escribe: “Lo que es positivamente siniestro de Glastonbury hoy es que no es una mierda accidentalmente: es una mierda sistemáticamente. El mensaje oculto grita: se terminó, acérquense, acérquense a ver el espectáculo necrófilo, se acabó. LOS QUE ENTREN AQUÍ ABANDONEN TODA VITALIDAD CULTURAL. Aquellos que solo recuerdan el pasado están condenados a repetirlo. Por siempre.” (p.21)