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Por: Maikol Picado Cortes

El jueves 6 de marzo de 2020, se anunció el primer caso de covid-19 en el país, antes de esto, las autoridades sanitarias se adelantaban y daban indicaciones a la población para que se prepararan ante la inminente llegada del virus, los medios de comunicación brindaban con detalle las instrucciones que en su mayoría estaban relacionadas con acciones individuales que tenían como meta incidir positivamente en la salud pública para hacer frente a la crisis sanitaria. Entre las acciones que tuvieron mayor difusión estaban; el lavado de manos, protocolo de estornudo y tos, el distanciamiento social, entre otras, fueron más escasas aquellas recomendaciones que tenían que ver con la salud mental o lo relacionado con lo emocional de las personas en tiempos de pandemia, temas principales de la reflexión.

¿Y qué hay de lo emocional en tiempos de pandemia? ¿Cómo sienten las personas que influye esta situación en sus vidas?

Estas preguntas son complejas, las mismas pueden brindar distintas respuestas con diferentes intensidades para cada persona, por esto me di a la tarea de hacer un pequeño sondeo en el que consulté sobre la emoción o sentimiento que ha aflorado en las personas a raíz de la situación actual, aclaré que no debía ser necesariamente un sentimiento o sensación nueva, pero sí que se hubiese acrecentado o que llamará la atención por su relación con la Covid-19. Este ejercicio como parte de mi reflexión tiene como propósito brindar un panorama que permita entender la posibilidad y oportunidad que tenemos como seres humanos de expresar como nos sentimos y como esto afecta o beneficia nuestras vidas, reitero esto como parte de una reflexión personal.

Lo primero que me llamo la atención fue que las emociones o sentimientos expresados no eran únicamente negativos, también hubo expresiones positivas sobre las consecuencias de la pandemia en las personas. Con la venia de los participantes del sondeo, describo alguna de las emociones o sentimientos expresados que tenían connotación o se relacionaban con algo negativo.

  • Temor, ligado a la incertidumbre como consecuencia de las diferentes situaciones que trae la pandemia.
  • Preocupación.
  • Insomnio, no como emoción o sentimiento, pero si relacionada con sensaciones o pensamientos.
  • Mareo mental.
  • Preocupación relacionada a la salud de los seres queridos.
  • Cansancio y pesadez.
  • Claustrofobia y ansiedad.
  • Ansiedad.
  • Cansancio relacionado con el encierro.
  • Soledad.
  • Frustración, desconsuelo y dolor.
  • Incertidumbre relacionada con una sensación de fatalidad.
  • Incertidumbre relacionada con la crisis y los ciclos.
  • Desaliento y frustración.
  • Cansancio, desgaste y acelere, este último relacionado con estar corriendo a gran velocidad para comer, conectarse y aprender cosas.
  • Tristeza.

Las personas que expresaron sentimientos o emociones con connotaciones o relaciones positivas refirieron a:

  • Mayor valor a los momentos que se viven o se han vivido.
  • Agradecimiento con Dios.
  • Sobrevivencia.
  • Sensación de tener herramientas a mano.
  • Igualdad, relacionado con la idea de que todos podemos padecer de la enfermedad (incluso morir) sin importar clase social, género, creencias, edad, entre otras. ¡El valor de la vida tal cual!
  • Acompañamiento.
  • Unión familiar.
  • Esperanza.

Se puede o no compartir lo mencionado, se puede estar de acuerdo o no con sentimientos o emociones que expresan otras personas, sin embargo, lo que realmente cobra relevancia aquí, es la importancia de poder expresar aquello que sentimos, la expresión va de la mano con la libertad, ¡el poder ser!. Poner en palabras lo que nos pasa por el cuerpo puede ser el camino para liberarnos o sentirnos acuerpados en nuestro ser, con la idea implícita de que importa lo que somos y sentimos como derecho inherente a nuestra condición humana.

No hay que perder de vista que ante cualquier situación que nos agobie o nos haga sentir mal o en peligro, lo primero que debemos hacer es buscar ayuda profesional, sumado a esto, podemos echar mano de aquellos recursos que tengamos y que puedan ser de ayuda, como la familia, las amistades, el empleo, el estudio, el ocio o nuestras creencias.

La acción de poder decir cómo nos sentimos, que nos agobia o que nos hace bien, puede hacer la diferencia entre encerrarnos en un mundo al que no le vemos salida ni solución, que se torna doloroso y otro en el que por sí mismos, con los seres queridos, la comunidad, el medio natural, las instituciones y creencias se puedan generar salidas alternativas, positivas o satisfactorias a lo que perturba o hace sentir mal, podemos entre todos (los que se apunten), lograr cambios positivos, significativos y que sean parte de ese esfuerzo que se realiza a diario para hacer mejor las cosas.

Aprender a expresar lo que nos pasa es importante, como también lo es saber escuchar aquello que tienen que decir las personas que nos rodean, es un principio fundamental del ser humano que nos brinda posibilidades para superar problemas. Compartir como nos sentimos puede ser una herramienta útil que nos ayude a percibir que no somos los únicos que atraviesan por una determinada situación, además, nos ayuda a sacar eso de adentro que nos aflige o en el mejor de los casos nos reconforta, esto podría también reconfortar a otras personas.

Debemos reconocer la posibilidad que tenemos de permitirnos los momentos difíciles, que nos ponen a prueba, que nos dejan sin palabras, sin respuestas o sin fuerzas, que se miran como derrotas, sin embargo, junto a esta posibilidad debe existir aquella que permita encontrar nuevas  salida o soluciones si se busca en el medio, con la intención de encontrar valor a los detalles que suelen estar en lo cotidiano, como la compañía, la escucha, los abrazos, los recuerdos que permiten disfrutar de lo que se ha vivido, las personas y las cosas que nos reconfortan, la naturaleza, y lo que “signifique-dignifique”  para cada persona.

No hay que perder de vista que poder expresar lo que sentimos no se va a convertir inmediatamente en la solución a los problemas, o que las situaciones negativas van a cambiar de la noche a la mañana, pero expresarnos puede ser el camino para encontrar una salida donde se creía que no la había, una opción a lo que no tenía, eso que permita seguir adelante.

Sentir soledad, desamparo, incapacidad de encontrar solución o salida a los problemas es humano y puede pasar, incluso podría ser más común de lo que se cree, sin embargo, es algo de lo que no se suele hablar. El reto que se tiene está en no estancarse en la soledad, en los sentimientos negativos o en la sensación de incapacidad de encontrar lo que nos puede ayudar, a veces la respuesta no está solamente en nosotros sino en lo que nos rodea. Entre todos podemos cuidar mejor, aprender a mirar el medio en donde estamos y vivimos puede darnos las herramientas para lograrlo.

¡Decir lo que sentimos nos puede y puede ayudar!