Fotografía tomada del artículo «Juvenicidio», publicado el 19/07/21 en el diario «El Universal».

¿…Con una estructura de pensamiento muy limitada…? ¿Podemos hablar de juvenicidio?
Por: Bryan Roberto Vargas Vargas

Menores de edad son sospechosos del 1% de asesinatos en crimen organizado (Semanario Universidad, 2024) [1]


Un menor, en promedio, es encarcelado cada semana por homicidios y tentativas (Teletica, 2023) [2],


Crimen organizado le arrebata jóvenes a Costa Rica (UNA comunica, 2024) [3]

El pasado 25 de febrero de 2025, Teletica.com publica: “OIJ investiga grabación en TikTok en donde aparecen cuatro jóvenes exhibiendo armas” [4], noticia en la que es consultado Michael Soto en su calidad de subdirector del OIJ según la nota.

Me gustaría retroceder un poco en la discusión sobre los homicidios en Costa Rica, ya que considero que no es un fenómeno reciente ni exclusivo del año 2025, al igual que la participación de los jóvenes en estos hechos.

Según datos del Observatorio de la Violencia recopilados entre los años 2000 y 2013, se evidenció que: “el 18% de las personas que cometieron homicidios eran menores de edad, el 81% era menor de 30 años y el 87% eran jóvenes menores de 35 años; solo el 13% eran mayores de 35 años” (Observatorio de la Violencia, 2014) [5]. En ese mismo informe del 2014 se indica: “Utilizando esta agrupación de edades propuesta por ONUDD en sus estudios sobre tendencias delictivas y funcionamiento de los sistemas de justicia penal se construye el gráfico 1 donde se evidencia que la mayor cantidad de muertes por homicidios se comete a personas entre los 15 a 29 años”.

Según el mismo Observatorio de la violencia del Organismo de Investigación Judicial 2010-2023, el porcentaje de “víctimas de homicidio doloso por año de ocurrencia según condición”, indican que para el año 2010 los homicidios “atribuibles a delincuencia organizada” representan un 2% y ya para el año 2023 esta condición representa un 71% de las muertes [6].  A partir de estos datos, el inicio del nuevo siglo en Costa Rica posiciona a las personas jóvenes como protagonistas, tanto como víctimas como victimarios en los homicidios.

Ahora, el diario digital El Observador publicó el 31 de enero de 2025, una nota titulada: “Primer mes del 2025 cerraría con 75 homicidios en Costa Rica, tres más que en enero del 2024. San José es la provincia más violenta y jóvenes con edades entre los 18 y 29 años en las principales víctimas”. En ella se afirma: “Los jóvenes se convierten en las principales víctimas de los homicidios durante este primer mes del año. Un 29% de las víctimas tenían edades que oscilan entre los 18 y 29 años y un 3% se trata de menores de edad, entre los 12 y 17 años” [7].

En este punto, me gustaría volver a la pregunta con la que abro esta opinión: En la noticia [4] Soto dice: son jóvenes con una estructura de pensamiento muy limitada, ¿…Con una estructura de pensamiento muy limitada…? No pretendo atacar a la persona que emitió el mensaje, sino plantear algunas preguntas que surgen desde mi perspectiva como investigador en juventud: ¿Qué significa tener una estructura de pensamiento limitada? ¿Por qué se considera limitada? ¿Quién o qué ha limitado ese pensamiento?

En la nota del 25 de febrero de 2025 se añaden otras afirmaciones preocupantes como: ‘probablemente van a tener una vida corta’ y ‘están metiéndose en un tema muy violento’. La noticia subraya: “las autoridades recalcan, que es un fenómeno vinculado al reclutamiento de menores de edad por parte de bandas criminales y cuya esperanza de vida no superaría los 30 años”.

Ante esto, surgen nuevas preguntas: ¿Cuándo y en qué condiciones una persona decide no querer cumplir más de 30 años de vida? ¿En qué condiciones una persona a su corta edad decide atentar contra la vida de otras e involucrarse con la actividad criminal? ¿Qué está ocurriendo en la vida de esos menores que terminan convirtiéndose en homicidas? ¿Qué está sucediendo con estas subjetividades e intersubjetividades para la decisión de formar parte de esta forma de violencia? ¿Acaso no hay familias sufriendo sus pérdidas?

Por otro lado, los discursos omisos redundan en negar estas vidas. Decía el presidente Chávez en uno de sus discursos: “mientras uno no se meta en malos pasos, no hay porque preocuparse, eso es entre ellos que se matan, ¿saben qué?   ¡Sí es cierto!” [8].

Los datos nos muestran que es un fenómeno sostenido y que es una realidad para la juventud costarricense, reitero mi pregunta ¿Quién o qué ha limitado ese pensamiento? ¿De qué espacios están siendo excluidos estos jóvenes para que la violencia sea la opción de vida? Preocupa el efecto que pueda tener en la ciudadanía el desarrollo de estas noticias sin mayor profundidad en las condiciones juveniles.

Por un lado, más allá de generar sensibilidad sobre el fenómeno, existe el riesgo de responsabilizar únicamente a los jóvenes. El presidente Chávez afirmaba que es una decisión meterse o no en malos pasos, sin considerar las condiciones objetivas y subjetivas que influyen en una elección de vida tan compleja.

También preocupa la estigmatización de ciertos territorios. En la nota del 25 de febrero de 2025, se recalca: “Otra vez Alajuela” [4], pero sucede con frecuencia en otras regiones: es Limón, es Guápiles, es Alajuelita, y ya ustedes conocen las demás. Esta percepción no solo refuerza prejuicios, sino que invisibiliza las condiciones de vida, tanto urbanas como rurales, omitiendo la responsabilidad del Estado para atenderlas y trasladando la culpa a los propios habitantes por su realidad.

He tenido la oportunidad de trabajar con jóvenes en algunas de estas comunidades y el estereotipo sobre estas es algo del que se busca distanciar. Les brindo dos ejemplos:

  1. “Primero teníamos la idea de hacer una de las noticias más comunes aquí de nuestra comunidad, pero ya sabemos que todo el mundo siempre recalca lo malo, así que decidimos hacer algo diferente”. Lo anterior se refiere a las manifestaciones de violencia que son comunes en su comunidad; indica cómo una mayoría podría hablar de aspectos negativos, de lo que, por lo general, se habla sobre su barrio; en cambio, ellos prefieren enfocarlo en una noticia positiva. (Vargas y Picado, 2024, Trabajo en la comunidad de Guararí de Heredia) [9]
  2. “Les dijeron a unas turistas que Limón no vale la pena, roban. El turista que está aquí si recomienda, pero las agencias no recomiendan. Los estudiantes de Limón si están tachados de problemáticos. Amarillistas las noticias, de otras provincias no tanto. Sí me gustaría que nos dieran igualdad de oportunidades, no ha sido así por muchos años. Limón es un sector muy peligroso ahí lo pueden matar.” (Vargas, 14 de junio, 2024, entrevista de investigación doctoral)

Por otro lado, y quizá el punto central de esta reflexión, es la falta de atención a las causas estructurales. ¿Qué condiciones están presentes para que la juventud costarricense se convierta en protagonista de la violencia, ya sea como víctimas o victimarios? Los datos desde el año 2000 nos vienen señalando esta realidad y no es aceptable señalar que es una decisión individual no querer vivir más de 30 años.

Llama la atención como Wacquant (2022) expone la utilización política de un concepto en su reflexión sobre la underclass en el texto “El diablo en la ciudad”. En este caso interesa destacar lo que el autor detectaba como la atención a los comportamientos y la desatención a la estructura social por parte de algunos actores políticos y académicos. Me parece que la forma en la que se presenta el fenómeno de la violencia juvenil pone la atención en  los comportamientos y no en las causas de los mismos [10].

Retomo la otra parte del título: ¿Podemos hablar de juvenicidio? Este es un concepto en discusión, potente, que parece amalgama buena parte de las realidades de nuestra América. En este caso considero que también puede acercarse a la realidad antes descrita. Creo que el concepto es valioso en dos sentidos: vuelve a las causas estructurales y a las responsabilidades de los Estados, y centra la atención en las condiciones que precarizan la vida.

Este concepto está en debate y ha sido abordado por diversos intelectuales como Valenzuela, J. M.; Reguillo, R.; Feixa, C.; Nateras, A.; Valencia, S.; y Bonvillani, A. Esta última realiza un valioso análisis sobre la evolución del término en su artículo: ‘Juvenicidio: un concepto parido por el dolor. Reflexiones desde una revisión bibliográfica’ [11].

Considero el fenómeno de los homicidios y el involucramiento con el crimen organizado, desde el concepto de juvenicidio, no solo por la materialización de las muertes de personas jóvenes, sino además por la precarización de las condiciones de vida que pueden llevar a la decisión de incorporarse en violencia organizada. Además, agregaría el juvenicidio moral a estas vidas que no merecen ser lloradas, que son descartables en los discursos del presidente y que a su vez son la justificación de la irresponsabilidad del Estados costarricense.

Referencias:

[1] Semanario Universidad. (2024). Menores de edad son sospechosos del 1% de asesinatos en crimen organizado. Recuperado de https://semanariouniversidad.com/pais/menores-de-edad-son-sospechosos-del-1-de-asesinatos-en-crimen-organizado/

[2] Teletica. (2024). Un menor en promedio es encarcelado cada semana por homicidios y tentativas. Recuperado de https://www.teletica.com/sucesos/un-menor-en-promedio-es-encarcelado-cada-semana-por-homicidios-y-tentativas_341227

[3] UNA Comunica. (2024). Crimen organizado le arrebata jóvenes a Costa Rica. Recuperado de https://www.unacomunica.una.ac.cr/index.php/julio-2024/5448-crimen-organizado-le-arrebata-jovenes-a-costa-rica

[4] Teletica. (2024). OIJ investiga grabación en TikTok en donde aparecen cuatro jóvenes exhibiendo armas. Recuperado de https://www.teletica.com/sucesos/oij-investiga-grabacion-en-tiktok-en-donde-aparecen-cuatro-jovenes-exhibiendo-armas_379417

[5] Ministerio de Justicia. (2024). Informe 12 Homicidios. [Archivo PDF]

[6] Observatorio de Seguridad Ciudadana. (2024). Recuperado de https://observatorio.mj.go.cr/

[7] Observador. (2025). Primer mes del 2025 cerraría con 75 homicidios en Costa Rica, tres más que en enero del 2024. Recuperado de https://observador.cr/primer-mes-del-2025-cerraria-con-75-homicidios-en-costa-rica-tres-mas-que-en-enero-del-2024/

[8] CRHoy. (2025). Homicidios: Chaves invisibiliza a víctimas inocentes y vuelve a decir que narcos se matan entre ellos. Recuperado de https://www.crhoy.com/nacionales/homicidios-chaves-invisibiliza-a-victimas-inocentes-y-vuelve-a-decir-que-narcos-se-matan-entre-ellos/

[9] Vargas Vargas, B. R., & Picado Cortes, M. (2024). Subjetividad y lugar: jóvenes de Guararí de Heredia ante su comunidad. Revista Reflexiones, 103(2), 1–18. https://doi.org/10.15517/rr.v103i2.54736

[10] Wacquant, L. (2022). El diablo en la ciudad: La invención de un concepto para estigmatizar la marginalidad urbana. Siglo XXI editores.

[11] Bonvillani, A. (2022). Juvenicidio: un concepto parido por el dolor. Reflexiones desde una revisión bibliográfica. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 20(3), 1-26.