Por: Maikol Picado Cortes
El tema de migraciones es un fenómeno que se estudia y trabaja en el Centro Agenda Joven en Derechos y Ciudadanía, sobre todo aquellas que se dan en condiciones irregulares generadas por situaciones de violencia y miseria en los países de origen de las personas que se ven forzadas a migrar. Costa Rica como país de transito y acogida de personas migrantes ha realizado esfuerzos como aspecto positivo pero insuficientes para abordar esta problemática. Sobre esto es aún más dolorosa la situación de aquellas niñas y niños que deben migrar de manera irregular con sus padres y en muchos casos, solos. Actualmente, agosto 2022, existen casos de migrantes menores de edad que se encuentran varados en nuestra capital, San José.
Ya desde el 2013[1] se advertía que solo en México 5653 niñas o niños que viajaban sin compañía, fueron devueltos a sus países de orígenes, para el 2014 [2] las cifras de niñas, niños y adolescentes que fueron aprendidos en la región centroamericana ascendían a los 68 000, estos datos han venido en incremento por situaciones económicas, ambientales y sociales acaecidas en la última década.
Las niños y niñas que en muchos casos huyen de ambientes violentos, miserables, solos y en condiciones que les vulneran de muchas maneras sus derechos, transitan por un camino donde siguen siendo víctimas y personas vulnerables ante agresiones físicas y psicológicas, violaciones, abusos de todo tipo y hasta la muerte. ¿Cómo procesa una niña o niño este transitar? ¿Cómo pedimos como sociedad, personas adultas responsables, respetuosas y amorosas, si se dejan en el olvido cientos de miles de vidas desde sus primeros años de infancia?
Es mucho lo que queda por hacer como individuos y sociedad, el abordaje desde la investigación de la migración irregular infantil debe apuntar a fortaleces aquellas herramientas que promuevan la migración como un derecho humano y que mitiguen los efectos de los tipos de movilidad humana que causan sufrimiento y hacen daño a los seres humanos más vulnerables como lo son niñas y niños.
Una de estas acciones tiene que ver con el derecho humano a la educación, brindar a los niños y niñas el derecho a la educación, aún cuando se encuentre en tránsito o migración irregular, debe ser una prioridad, con el fin de que aprendan a conocer sus derechos, pero además a identificar en su entorno aquellas situaciones que le ponen en peligro, que les aleja de una vida con mayores oportunidades en lo educativo, lo afectivo y que además, proyecte mediante las metas y sueños de los y las infantes el tema laboral en sus futuros.
La educación como derecho de todo niña y niño en migración irregular podrá aportar para recuperar su infancia, para permitirles sentir amor y calidez, para que sea seres capaces de intercambiar conocimientos que les acerquen al bienestar y como sociedad velar para que cada persona adulta, desde que nace, crezca en un ambiente que le permita sentirse como persona digna de respeto y respetuosa de los demás. Queda mucho por hacer.
[1] «Migracion-Infantil_ESP_Digital.pdf», s. f.
[2] Kate Swanson y Rebecca Maria Torres, «Child Migration and Transnationalized Violence in Central and North America», Journal of Latin American Geography 15, n.o 3 (2016): 23-48, https://doi.org/10.1353/lag.2016.0029.