Sobre la innovación

En esta segunda década del siglo XXI, se ha hecho más evidente cómo las sociedades aseguran el porvenir de la civilización humana, en gran parte, por medio de las generaciones jóvenes: lo que éstas puedan llegar a ser y hacer, ante los complejos retos que hoy surgen. Lo anterior se acentúa, especialmente, por los avances que, de manera acelerada, se han venido dando en las ciencias y en las tecnologías de la información y comunicación, en las que estas nuevas generaciones han demostrado una mayor capacidad de uso y provecho.

No obstante, voces como la de T. Wagner, en el 2012 advirtieron, que no solo la “juventud promete”, sino que se requerirá de un cambio completo en la acción humana, orientado al “saber diseñar”, o la generación de un “pensamiento para el diseño”, que permita saber, organizar y entretejer colaboraciones (como competencias clave en la denominada sociedad de la información y del conocimiento), para aprender y realizar procesos complejos. Es decir, se plantea una nueva corriente de formación (con capacitación continua) en la gestión del conocimiento.

G. Siemens (2008) lo expresó como la nueva disciplina del estudio sobre el cambio, considerando que éste puede enseñarse y; S. De la Torre (1998) lo describió, como la exigencia en el pensamiento y en la acción, desde un proceso de construcción social complejo.

Estas ideas hacen de la innovación, un nuevo concepto organizador de la realidad y del conocimiento. Un nuevo lenguaje que trata de cambios, sobre el cómo aprender a diseñar procesos de innovación, que pueden tener lugar en cualquier ámbito de la actividad humana y a los que se puede difundir y/o consolidar. El Plan de Desarrollo Institucional 2011-2015 de la UNED así lo propuso, cuando definió a la innovación como eje transversal de la universidad y lo hace parte de su quehacer.

En fin, se trata de procesos orientados a varias actividades que, dependiendo de la misión organizacional, establecen la orientación con la que se invoque, promueva y desarrolle la innovación, y por eso, es necesario preguntarse, principalmente como aspectos generadores: ¿qué se entenderá como innovación en la educación a distancia en general (y dentro de la UNED en lo particular)?, ¿cuáles serán sus naturalezas o enfoques?, ¿cómo la UNED apoyará y estimulará la innovación para la educación a distancia?

Para responder a las preguntas antes formuladas y a muchas otras más que surgen con respecto a la innovación en la UNED, surgió el Nodo de Innovación, conformado con la participación de funcionarios y funcionarias de diferentes dependencias y Vicerrectorías de la institución. En éste, se considera que el conocimiento es el factor clave de toda actividad productiva humana y, la universidad, siendo el centro de generación del conocimiento por excelencia, es la llamada a estimular formas diversas en su generación y distribución.

A partir de ese contexto y de la coyuntura actual de la UNED en la que debe elaborar y actualizar políticas institucionales a mediano y largo plazo (por el vencimiento de las anteriores); contar con importantes aportes de fondos financieros del gobierno y ejecutarlos en el plazo determinado; tener una opción viable de Asamblea Universitaria para modificar y renovar el Estatuto Orgánico de la UNED y; disponer de una renovada fuerza laboral (de al menos la mitad de sus funcionarios, dado el forzoso cambio generacional), no es posible pensar ni aceptable, que los procesos de innovación en la UNED sean producto, en buena medida, de muchos esfuerzos individuales, poco sistematizados o generalizados y aún menos conocidos –relativamente-, por la comunidad educativa, a pesar de los esfuerzos continuos de difusión que la propia institución realiza.

Para superar esta situación, que no es ajena a muchas organizaciones del sector público costarricense (ni tampoco del mundo privado), se considera que deben hallarse vías de solución que permitan sistematizar la gestión de la innovación, en el mediano y largo plazo; con regulaciones claramente establecidas o políticas al más alto nivel, que les garantice a los procesos de innovación, del tiempo y, de los recursos físicos y conceptuales necesarios (Bermúdez et.al.; 2009).

Es por eso que el Nodo de Innovación pretende conceptualizar, estudiar, desarrollar y divulgar las innovaciones que produce (o recibe o integra) la UNED, para caracterizar y darle sostenibilidad a su propio subsistema de innovación universitario a distancia. Así mismo, está concibiendo a la innovación como esa estrategia institucional de desarrollo, que permitirá especialmente delimitar tres formas de expresión; a saber: innovación educativa, innovación tecnológica-educativa e innovación social.

Por innovación educativa se abarcará el conjunto de ideas, procesos y estrategias sistematizadas que introducen y provocan cambios (renovaciones o cambios pedagógicos o didácticos) en las prácticas educativas. Por la innovación tecnológica-educativa se entenderán los procesos de integración, adaptación, mejoramiento o mediación de alguna tecnología existente o invenciones, a manera de recursos, instrumentos, herramientas o soportes de procesos educativos, con los que se permite crear, mejorar o cambiar una práctica o proceso o sistema educativo (de aprendizaje, enseñanza, evaluación u otro). Y finalmente, dado el honor recibido de institución benemérita de la educación y cultura en Costa Rica, con la innovación social, la UNED buscará realizar cambios significativos en las relaciones sociales de las comunidades, región o sociedad, a través de la implementación de procesos de movilización-participación y los resultados de acciones que alcancen mejoras en las relaciones sociales, o de estructura de gobierno, o de mayor empoderamiento colectivo.

¡Necesitamos de todos y todas, ante la complejidad que conlleva el tema y los retos actuales! Seguiremos informándoles de los avances, logros y resultados en la generación de esta nueva gestión universitaria de la UNED, que nos permitirá aprender a diseñar, identificar y fortalecer procesos de innovación.