Libro: Los Fantasmas de mi vida: Escritos sobre depresión, hauntología y futuros perdidos.
Autor: Mark Fisher
Año original de publicación: 2014
Editorial: Caja Negra Editora
Reseñado por: Roy González Sancho.
Palabras clave: depresión, hauntología, futuros perdidos, realismo capitalista, cultura popular.
Citación del libro: Fisher, M. (2018) Los Fantasmas de mi vida: Escritos sobre depresión, hauntología y futuros perdidos. Argentina: Caja Negra Editora.
Bajo la editorial argentina Caja Negra se han traducido varios de los textos de este autor inglés, aunque con algunas diferencias respecto de sus versiones en el idioma nativo. En rasgos generales se recogen una serie de escritos que Fisher hiciera en vida en su blog personal K-Punk, así como para otras publicaciones digitales e impresas.
Aunque en lo personal, se trata de un autor por el que tengo cierta predilección, he de reconocer que Mark en los textos seleccionados para este libro, hace un análisis muy refinado cuando aborda temáticas sociales y políticas recurriendo a referencias de varias obras audiovisuales (películas, videoclips o canciones), que cuando lo hace focalizándose en una sola producción a fondo.
No obstante esto último, uno de los puntos transversales más importantes del libro radica en la exposición sostenida y clara que Fisher realiza de cómo la privatización de varias esferas de la vida colectiva e individual, mediante los sistemas de información o gestión de datos -como las redes sociales, así como el avance consolidado -por la fuerza militar o la coerción política- de las medidas neoliberales desde décadas anteriores, han dado como resultado toda una afecciones, problemas de salud mental y de salud pública que van mucho más allá de los efectos económicos que estos procesos significan por sí mismos.
Un apunte notorio sobre ello resulta de una minuciosa explicación sobre las formas en las que, mediante las producciones culturales, se han llevado a la práctica aquellos elementos constitutivos del “sentido común” neoliberal, es decir la creencia y el discurso que nada es posible fuera de un individualismo exacerbado -al estilo de un pensamiento mágico- y del “único orden posible” del capitalismo.
En consecuencia, el autor también alude a la forma cómo desde los dispositivos del poder coercitivo y legal, las políticas neoliberales se han ceñido en desarticular a las organizaciones colectivas (sindicatos y movimientos sociales), así como en criminalizar y la protesta y la precarización progresiva del trabajo.
De este modo, por ejemplo, no es de extrañar que dependiendo del contexto y hacia quienes se dirijan ciertos reclamos o señalamientos populares, existan manifestaciones sociales y procesos políticos tildados de crimen organizado o terrorismo, cuando estos adversan el “avance» del capital o la privatización de recursos y servicios estratégicos de los países llamados “periféricos». Entre tanto, se patrocinan, se incentivan y se defienden levantamientos reaccionarios en contra de los intereses populares, cuando estos resultan funcionales o en favor de sectores hegemónicos políticos o privados.
Inclusive, en escenarios como el costarricense, frecuentemente las exigencias por determinados derechos humanos y por el cumplimiento de las garantías sociales mínimas de trabajo, han terminado por ser vistos por las élites locales y medios de comunicación tradicionales como un desperdicio “inmoral” o un privilegio que debe ser “reformado”.
Dichas posibilidades se materializan en cierta medida, de acuerdo con el autor, a la impotencia que ha generado el discurso neoliberal, especialmente cuando las clases medias y bajas lo asumen como verdad e imperativo moral, con la contradicción de que vía la figura del “emprendimiento” se refuerza en las personas el eslogan: “se es capaz de hacer cualquier cosa, si se lo propone y si se desea lo suficiente”.
Fisher explora constantemente las configuraciones de las relaciones sociales desiguales y sus expresiones durante todos los textos incluidos en el libro. Uno de los puntos más interesantes que señala corresponde al de los padecimientos mentales como la depresión, que experimentan y sufren las personas tanto en sus cuerpos como en sus psiques, de acuerdo con el autor, cabe considerar estas afecciones como una manifestación o consecuencia de esas relaciones sociales y de poder de carácter estructural. Teniendo en menor o mayor grado una profunda relación con las creencias instaladas en el inconsciente colectivo, que con frecuencia, hacen a las victimas sentirse inadecuados de formar parte de un espacio, inferiores para llevar a cabo labor o puesto para el que “no han nacido”, o bien la sensación de sentir que usurpa o no merece situarse en un espacio ocupacional aunque lo desempeñe objetivamente bien.
Aspectos como estos, sirven de telón de fondo para que Fisher señale con ejemplos sumamente recientes, una parte de las disputas que han llevado a cabo las élites burguesas, oligarquías y políticas de casi todos los países de occidente en los campos de la salud y la educación. Habiéndose transformado en sectores en los que estas han planteado sus objetivos de expansión vía procesos de privatización directa e indirecta.
En conclusión, se trata de un texto sumamente importante y complementario al libro más importante de este autor, es decir, Realismo Capitalista, pues en varios de los ensayos amplia algunos aspectos tratados en aquel. Al tiempo que ayuda a echar un vistazo más agudo a los procesos de privatización de los activos productivos estatales sucedidos tanto en su país natal, como aquellos sufridos ampliamente en América Latina.
Asimismo, entendiendo cómo funciona la maquinaria de propaganda presente en todos los medios y plataformas de comunicación posibles, el texto da ciertos atisbos sobre las posibles condiciones que han dado lugar a que los espacios y conquistas sociales en materia de derechos humanos y garantías laborales, como el campo de la salud, la educación y el trabajo, sean objeto primordial de las expansiones forzosas o consentidas de privatización y precarización de los servicios, sus garantías y sus coberturas en el mundo del trabajo. Reconociendo una vez más que la herramienta discursiva utilizada por los sectores neoliberales, ha sido revertir los esfuerzos de inversión y legislación pública en estos ámbitos -salud, educación y trabajo- al rango de “gastos o costos innecesarios” y “obstáculos para el progreso o desarrollo”.