Libro: Descolonizar y despatriarcalizar las tecnologías
Autora: Paola Ricaurte Quijano
Año original de publicación: 2023
Editorial: Centro de Cultura Digital
Reseñado por: María Eugenia Bujanda
Palabras clave: tecnología, internet, tecnocultura, decolonialidad, descolonización, despatriarcalización, capitalismo, colonialismo digital, activismo de datos, dataficación, América Latina.
Citación del libro: Ricaurte-Quijano, P. (2023). Descolonizar y despatriarcalizar las tecnologías. Centro de Cultura Digital.

La obra Descolonizar y despatriarcalizar las tecnologías, de la Dra. Paola Ricaurte Quijano, condensa de manera magistral las relaciones que existen entre los procesos extractivos que caracterizan actualmente a las tecnologías digitales, y las dinámicas de colonización y colonialidad experimentadas por América Latina o Abya Yala, para usar el término adoptado en la obra, y el sur global en general.

La principal tesis del ibro es que las tecnologías digitales juegan un rol fundamental en las dinámicas de dominación y extracción que ejercen los Estados y las corporaciones sobre lo que la autora denomina los “cuerpos-territorios”, una expresión que declara que lo que nos ocurre a las personas es indisociable de lo que sucede a la tierra en la que habitamos. Estos procesos de dominación y extracción se justifican desde lógicas patriarcales, capitalistas y coloniales, e implican el ejercicio de una violencia a escala que ha conducido a una crisis civilizatoria incompatible con el sostenimiento de la vida. Ante este fenómeno, la Dra. Ricaurte señala la importancia de luchar por sistemas tecnológicos que estén al servicio de la vida digna de las personas y sus comunidades, una lucha que no puede estar separada de la defensa histórica del territorio y la existencia.

Antes de dar más detalles sobre la obra, quisiera presentar a su autora. La Dra. Paola Ricaurte Quijano es una reconocida investigadora sobre la dimensión social de la tecnología, su relación con el entorno, la diversidad cultural y la pluralidad de conocimientos, y una comprometida activista de los derechos digitales. Combina su labor como docente e investigadora en el Tecnológico de Monterrey y en el Berkman Klein Center for Internet & Society de la Universidad de Harvard, con la participación en un importante número de comités de personas expertas, como la Asociación Global para la Inteligencia Artificial, el Índice Global de IA Responsable y el Grupo de Expertos para la implementación de la Recomendación de la UNESCO sobre la Ética de la IA. Además, es miembro de la Alianza A Plus para Algoritmos Inclusivos y coordina el hub latinoamericano y caribeño de la Feminist AI Research Network. Como activista en el campo de los derechos digitales, cofundó Tierra Común, una red de personas académicas, profesionales y activistas interesadas en promover la reflexión sobre el colonialismo de datos desde el sur global, además de formar parte de varias iniciativas de la sociedad civil para promover el desarrollo de tecnologías de interés público.

En este libro, la Dra. Ricaurte sistematiza, bajo la modalidad de ensayo crítico, las principales conclusiones derivadas de su investigación y su diálogo continuado con una extensa red de personas dedicadas a explorar temas desde distintas perspectivas. Lo hace, además, dando a la obra un formato creativo y personal en el que combina arte y texto.

A los nueve capítulos que integran el libro, la autora los llama postales. Cada postal lleva por título un verbo y viene acompañada de una obra gráfica relacionada con ideas o iniciativas descoloniales. Las cinco primeras postales están dedicadas a explorar el rol que juegan las tecnologías digitales en las dinámicas de dominación y despojo que caracterizan al orden capitalista, patriarcal y colonial (colonizar, extraer, despojar, borrar y exterminar, y ordenar). Las otras cuatro postales exploran las acciones que están adoptando las prácticas descoloniales de resistencia (resistir y reexistir; corporeizar y territorializar; imaginar y crear; y cuidar y reparar).

En la postal Colonizar, la autora explica el origen y causa de las relaciones que sostenemos actualmente con las tecnologías digitales. Su tesis es que están basada en la política de despojo y en la matriz de poder colonial instauradas con la llegada de los colonizadores a América Latina y que persisten aún hoy en día, a pesar de la desaparición formal de los regímenes coloniales. Siguiendo al sociólogo Aníbal Quijano, quien analizó y conceptualizó este fenómeno como colonialidad del poder, la autora explica que todo el entramado social, político, económico y cultural actual, incluyendo nuestras propias subjetividades, están atravesados por la racionalidad racista, clasista y patriarcal que se expandió con la colonización para justificar el hecho de que unas personas dominen a otras en razón de su inferioridad.

La postal Extraer explora de qué manera las tecnologías digitales, cuyo desarrollo requiere enormes cantidades de recursos naturales, agua y energía, participan de las mismas dinámicas extractivistas que vienen de antiguo pero que ahora ponen en verdadero peligro la continuidad de la vida en el planeta. La extracción implica tomar recursos de un lugar para explotarlos y comercializarlos en otro, generando ganancias que nunca llegan a beneficiar al territorio de origen. Para justificar estos procesos se instaura una racionalidad basada en la concepción del ser humano como una entidad independiente de su entorno y con pleno derecho a explotarlo. Quien representa de manera específica a este ser humano es el hombre blanco occidental, mientras que otras personas no blancas así como las mujeres se ubican como inferiores, y por tanto, susceptibles de ser dominadas y explotadas.

En la tercera postal, Despojar, la Dra. Ricaurte describe con detalle de qué manera los procesos de dataficación, mediación algorítmica y automatización operan al servicio de la política de despojo que caracteriza al orden capitalista, occidental y patriarcal. El despojo afecta no solo a los recursos físicos que se extraen del entorno, sino también a la subjetividad de las personas: “los ritmos y códigos de nuestro cuerpo, nuestras pulsiones, nuestros deseos, nuestras fobias y afectos, nuestro iris, nuestro rostro, nuestras expresiones de protesta en el espacio público, nuestra movilidad colectiva, nuestros sabe­res” (p. 34). Por ello, siguiendo a Lorena Cabnal y otros autores, la Dra. Ricaurte hace énfasis en la indisociabilidad de nuestros cuerpos y los territorios que habitamos.  

En Borrar y exterminar, la autora explica la alianza existente entre el capital y los gobiernos para impulsar agendas afines a los intereses del capitalismo digital extractivista. Para ello, recurre a varios ejemplos de la historia mexicana reciente que ayudan a ilustrar tres fenómenos: los vínculos entre las élites políticas y las instituciones que lideran el desarrollo científico y tecnológico; la democracia algorítmicamente producida; y el uso de tecnologías en el control de la migración. La autora completa el capítulo con un ejemplo de injerencia de países industrializados en la política de países del Sur con el fin de impulsar regulaciones laxas afines a sus operaciones extractivas; y con la mención a las políticas impulsadas por los gobiernos durante la pandemia por COVID-19 que incrementaron como nunca antes nuestra dependencia de plataformas e infraestructura tecnológica brindadas por las grandes corporaciones tecnológicas.  

La última postal descolonial, Ordenar, está dedicada a exponer cómo las dinámicas descritas anteriormente producen un orden o modelo de mundo que sirve para mantener las desigualdades y clasificación global de las personas sobre la base de las supuestas diferencias que existen entre ellas. Para ello la autora retoma de nuevo las prácticas ya descritas de dataficación, mediación algorítmica y automatización y muestra cómo operan para reducir y borrar la dignidad, la autonomía y la soberanía de las personas. Estas dinámicas forman parte de una operación epistémica y afectiva que logra que las personas voluntariamente entreguemos nuestro tiempo, atención y datos, haciendo nuestras vidas cada vez más dependientes de los productos y servicios que nos ofrece el sistema. Esto se logra instaurando un modelo de mundo donde “existir fuera del despojo, de la subordinación de la voluntad, de la colonialidad del inconsciente, parece imposible” (p. 45).

Las siguientes cuatro postales ofrecen la mirada contrapuesta: las posibilidades que existen de oponer resistencia al fenómeno descrito en los primeros capítulos y avanzar hacia usos y prácticas descolonizadoras y despatriarcalizadoras de las tecnologías digitales. En la primera de estas postales, Resistir y reexistir, la Dra. Ricaurte explica cómo estas prácticas y estrategias, que denomina tecnoresistencias, conectan con las luchas descoloniales que proponen un modo de existencia más justo y digno, y que evidencian que es sí es posible generar procesos de agencia colectiva que permitan imaginar otro futuro fuera del sistema extractivista. Para ilustrar cómo esto se puede llevar a la práctica, la autora dedica las siguientes tres postales a presentar ejemplos de experiencias desarrolladas en Abya Yala.

La postal Corporeizar y territorializar reúne iniciativas que han creado, diseñado o propuesto sistemas tecnológicos alternativos o formas alternativas de usar los sistemas existentes. La autora las agrupa en tres categorías:

  • Infraestructuras autónomas y tecnologías permaculturales, que abarcan desde prácticas de hackeo o reinvención de los usos previstos de los sistemas (la gambiarra en Brasil), la creación de tecnologías mínimas resilientes a la falta de conectividad o electricidad (Grafoscopio en Bogotá), propuestas que incluyen los aspectos anteriores en un marco más amplio de sostenibilidad ambiental (Sursiendo) y proyectos de infraestructuras comunitarias, autónomas y descentralizadas (Redes A.C. en México, o Atalaya Sur en Buenos Aires, Argentina).
  • Cooperativas que ofrecen alternativas de servicio, mantenimiento de infraestructuras y desarrollo a personas, organizaciones e incluso gobiernos (Federación de cooperativas de trabajo de tecnología, innovación y conocimiento en Argentina o la cooperativa Tierra Común en México).
  • Colectivos y colectivas de ciber/trans/hackfeminismos que se han organizado para luchar por una internet libre, neutra, libre de violencia; posicionar el mensaje de que el internet y el cuerpo son indisociables; y generar oportunidades para que las personas puedan repensar su relación afectiva con las tecnologías.

En la postal Imaginar y crear, se presenta un valioso grupo de iniciativas artísticas e intelectuales cuyo propósito es contribuir a la reflexión crítica sobre las tecnologías y e invitar a imaginar otros modelos y futuros posibles para la humanidad. Entre ellas se incluyen creaciones lúdicas (Oráculo de Tecnologías Transfeministas), producciones audiovisuales (Afro Algoritmos), obras de arte gráfico (Manifiesto futurista andino), obras artísticas multimodales (obra de Constanza Piña, alias Corazón de Robota, en torno a los khipus andinos), y declaraciones textuales (Manifiesto por algoritmias hackfeministas).

La postal Cuidar y reparar cierra el libro con una invitación a quienes usamos la tecnología de manera cotidiana en nuestro trabajo, vida social o actividad política. Retomando el concepto de tequiologías propuesto por Yásnana Aguilar para referirse al desarrollo de tecnologías basadas en la colaboración, la reciprocidad, la diversidad, la co-responsabilidad, la autora nos motiva a hacernos cargo de nuestra responsabilidad compartida y buscar maneras de sumarnos o crear proyectos basados en la lógica contraria a la de la colonialidad, es decir, la convivialidad.

Son muchas las razones por las cuales Descolonizar y despatriarcalizar las tecnologías es un libro importante para quienes deseen profundizar en el análisis sobre el rol juegan las tecnologías digitales en la sociedad, la manera en que operan y sus efectos en distintos órdenes de la vida. Con un estilo y un formato que reúnen síntesis, precisión y creatividad, la Dra. Ricaurte facilita comprender cuál es la lectura descolonial y feminista del fenómeno y, de paso, penetrar en las raíces y dinámicas de fondo que explican las desigualdades y las situaciones de injusticia que se viven en el mundo globalizado. Un valor agregado y sobresaliente es que no se queda únicamente en el diagnóstico, sino que también ofrece un abanico de respuestas posibles, mostrando caminos para la acción e invitando a poner en práctica la capacidad de agencia colectiva que tenemos como humanidad.