Libro: Cómo funciona la música.
Autora: David Byrne
Año original de publicación: 2012
Editorial: Sexto Piso
Reseñado por: Fernando Obando Reyes
Palabras clave: música, bandas, sonido, tecnología
Citación del libro: Byrne, D. (2017). Cómo funciona la música. Sexto Piso. Ciudad de México. México.

Es casi imposible iniciar la reseña de “Como funciona la música” sin hacer una referencia directa a su autor. David Byrne ha construido una carrera sumamente prolífica en donde se ha desarrollado como cantante, actor, multiinstrumentalista, director de obras teatrales, escritor, académico, gestor cultural, tan solo por citar algunas actividades.

Quizás, uno de sus “papeles protagonistas” fue capturado con la banda neoyorquina de finales de los 70, Talking Heads, la cual tuvo varios éxitos a nivel mundial que se manifestaron tanto radialmente como en las ya extintas horas interminables de videos musicales de MTV. Byrne también es reconocido por su carrera solista en donde un estudio casi-etnográfico de la música y una curiosidad constante le han permitido formar diversos espectáculos que se comunican con artistas de todo el mundo; destacándose un vínculo histórico con artistas de Latinoamérica como Celia Cruz, Caetano Veloso, Café Tacvba, Buena Vista Social Club, entre un sinfín de ejemplos más.

Para quien busca un libro autobiográfico de Byrne probablemente no verá sus expectativas cumplidas en “Cómo Funciona la Música”, y quien ande tras un texto hiper-analítico en el sentido teórico de la música como objeto de estudio filosófico o social, tal vez sea otro el título el que venga a mejor conveniencia. Con esto apunto a que la obra no cae en ninguno de los 2 extremos y el autor nos lo advierte: se utilizan muchos ejemplos de su carrera y expresiones coloquiales, pues le interesa ser accesible y versátil con la persona lectora y recurrir a ejemplos concretos de los cuales tenga conocimiento; por otro lado, esto no implica que los análisis de Byrne no sean densos, complejos y concienzudos, teniendo en cuenta además que a lo largo de los capítulos con mayor o menor medida hace uso de referencias directas a teoría de la música tanto clásica como contemporánea.

El libro se divide en 10 capítulos y 1 prefacio, el cual nos advierte que podemos empezar por el capítulo de nuestra preferencia, pues a lo largo de ellos se llegan a tocar temas diversos y contrastantes, pero que existe un cierto tipo de orden elegido que permite sacar más provecho a la lectura y a comprender a mayor profundidad la relación de algunas ideas que son retomadas constantemente.

En el capítulo 1: “Creación a la inversa”, Byrne explica como considera inalienable la conexión entre la música y el contexto en el que esta es creada. A través de ejemplos de su carrera y una revisión histórica de los espacios dedicados o en conexión con la música, el autor desarrolla un análisis que permite apreciar diversos cambios que se han dado a través del tiempo tanto en los espacios públicos en donde se escucha música (salas de conciertos, plazas, festivales), como en los privados. Dichos cambios están estrechamente relacionados con las posibilidades tecnológicas y los contextos sociales en los que se interpreta cierto tipo de música.

Más adelante, en el siguiente capítulo titulado “Mi vida actuando”, el musico se permite cuestionar lo que implica el performance en las puestas en escena de las personas artistas en la música. ¿Qué tanto se mete el teatro acá? ¿Cómo se utilizan las conexiones artísticas interdisciplinarias para crear diferentes experiencias en la música contemporánea? ¿Qué implica para una persona dedicada música enfrentar el performance? Estos y otros cuestionamientos ayudan a darle forma a esta sección del libro.

A pesar de su independencia entre capítulos, me parece que es necesario destacar que el 3 y el 4 se encuentran más vinculados que otros. Ambos llevan por nombre “La tecnología da forma a la música”, con la diferencia de que la primera parte se centra en el desarrollo de la grabación analógica y la segunda en la digital. Durante estas páginas Byrne se dedica a hacer una recapitulación histórica que nos permite cuestionar la noción de cómo escuchamos el mundo. ¿Qué entendemos por una buena/mala grabación? ¿Se adaptó la música a otras formas de interacción por medio de los avances tecnológicos? ¿Qué implica dicho acto?, son algunas de las preguntas que intenta responder esta sección.

“En el estudio de grabación” es el capítulo 5 del libro y este se centra en las experiencias de Byrne a la hora de grabar, destacando, que estas han sido sumamente variadas. Para dar un ejemplo, algunas de sus obras han sido grabadas con su computadora casera, un micrófono, una mezcladora y una guitarra, mientras que otras se han hecho en grandes estudios de grabación con colaboraciones orquestales en las cuales altos presupuestos entran en juego. A través de sus anécdotas nos adentramos en el mundo de la grabación musical y sus múltiples matices.

Como siguiente tema a tratar, el autor pone atención a las “Colaboraciones”, nombre que le da al capítulo 6. Esta sección nos deja claro que si hay algo que apasiona al autor es mantenerse en una incansable búsqueda de música más allá de sus géneros o estilos y que la oportunidad de generar colaboraciones puede implicar una forma de generar encuentros culturales que se convierten en un vehículo para otras cosmovisiones.

Para quienes gustan de análisis más prácticos, el capítulo 7 “Negocios y Finanzas” brinda un espectacular análisis el cuál es tan crítico como crudo. Byrne de manera casi lapidaria, anuncia importantes transformaciones de la “industria musical” y lo que implica este modelo de desarrollo para la música. Con particular cuidado, explica detalladamente diferentes posibilidades de sostenibilidad que existen para proyectos musicales y lo que estas pueden implicar. Cabe destacar que es quizás uno de los capítulos del libro que más incógnitas abiertas deja, pues aun nos encontramos en una transformación sumamente agresiva de la industria/mercado musical que parece se extenderá indefinidamente.

El capítulo 8 nos presenta una aguda reflexión respecto a lo que Byrne considera podrían ser los principios bajos los cuales se crea una escena. En “Cómo se crea una escena”, el cantante nos explica que más allá de una formula o una receta, quiere resumir algunos elementos que considera aparecen de manera repetida a la hora del nacimiento de una comunidad musical que es representada por ciertos grupos artísticos. La clave para su entendimiento estará en las particularidades de cada caso.

“¡Amateurs!”, noveno capítulo del libro es quizás el que se acerca más explícitamente al plano “político” de la música y lo que esto implica. Si la música se encuentra estrechamente relacionada con su contexto, tiene sentido cuestionar cuál es su relación con el aparato estatal y la institucionalidad. ¿Qué implica ciertas políticas del sector privado a la hora de la “gestión de lo artístico”? ¿Ha logrado el aparato institucional estatal satisfacer las necesidades de las personas en relación con la música? ¿Qué implica apoyar el desarrollo de habilidades musicales en la población desde una edad temprana, si se llega a la conclusión de que un elemento como la música no es solo un invento antojadizo, sino una manifestación creativa vital para la supervivencia de la humanidad en todo tipo de contextos?

Generando un amarre con la última pregunta realizada, es como llegamos al capítulo 10: “Harmonia Mundi”, en donde Byrne intenta establecer algunas de las relaciones filosóficas más complejas para definir a la música como un objeto de estudio. El autor echa mano a referencias multidisciplinarias de diferentes partes del mundo para demostrar la complejidad del término “música” y cómo este ha sido analizado a través del tiempo. Aunado a esto, nos demuestra que la música a pesar de su “naturaleza efímera” se ha convertido en un pilar fundamental para la supervivencia cultural y biológica del ser humano a través de miles de años y probablemente lo seguirá siendo.

“Cómo funciona la música” es una obra que se encuentra vigente y se perfila como de lectura obligatoria para amantes de la música de todo tipo, pues plantea provocativas preguntas que los estudios musicales latinoamericanos pueden retomar para generar debates pertinentes.