Título del libro: Siempre fue sobre nosotras. Relatos de la violencia política de género en Brasil.
Compiladora: Manuela D’Ávila
Autoras de capítulo: Anielle Franco, Aurea Carolina, Benedita da Silva, Dilma Rousseff, Duda Salabert, Isa Penna, Jandira Feghali, Jô Moraes, Maria do Rosário, Marina Silva, Sônia Guajajara, Tabata Amaral, Talíria Petrone, Marlise Matos.
Año de publicación: Junio, 2022
Publicado en: CLACSO. Buenos Aires.
Reseñado por: Argentina Artavia Medrano
Palabras clave: mujeres, poder, participación, discurso público, discriminación, violencia política.
Citación del libro: D´Ávila, Manuela (compiladora) (2022). Siempre fue sobre nosotras. Relatos de la violencia política de género en Brasil. CLACSO.

La violencia política existe; discrimina, estigmatiza, infantiliza, excluye, invisibiliza, provoca burlas y humillaciones … y también mata.

Manuela D’Ávila compila los testimonios de catorce mujeres políticas, diputadas, senadoras, concejalas, militantes de organizaciones sociales y ambientalistas y también, la de la primera mujer presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

Todas decidieron contar parte de sus muchas experiencias y denunciar y visibilizar la violencia política que han vivido, para dejar claro que no son casos aislados, sino que constituyen un patrón de conducta de una estructura patriarcal y misógina. “La razón principal detrás de estas agresiones es que nuestros enfrentamientos cuestionan las estructuras de la sociedad brasileña y de los sectores conservadores del poder político y económico del país”.

El cuestionamiento y enfrentamiento a las estructuras de poder tiene como consecuencia inmediata el menosprecio y la subestimación de sus capacidades, pero además, esta violencia se ve agravada, según lo que ellas mismas manifiestan, con la manera en la que los medios de comunicación y las redes sociales presentan y transmiten los hechos; les es más fácil denigrar, atacar, cuestionar y ridiculizar a las mujeres, la mayor parte de las veces con información manipulada, sesgada o falsa, soportando amenazas y descalificaciones que nunca harían contra ningún hombre. “Al público le cuesta distinguir los hechos de las acusaciones cuando estas últimas se repiten todos los días, sin un espacio justo para la defensa”.

La violencia política tiene efectos muy fuertes en la imagen de las mujeres; en la percepción propia y la que las demás personas tienen de las mujeres que ostentan cargos públicos. Es claro que esto incide en su salud mental y su bienestar, pero este tipo de comportamientos tiene el propósito de disuadir a otras mujeres para que no participen y no se involucren en espacios que están reservados a los hombres, porque el “hombre es quien ocupa el espacio público”.

Según Kate Manne (citada por Dilma Rousseff)

cuando una mujer incursiona en un territorio históricamente reservado a los hombres, lo más probable es que sufra reacciones de resentimiento, indignación y hostilidad (…) Muchos seguirán intentando ponerla en su lugar otra vez por medio de estrategias como desanimarla, ridiculizarla, humillarla, desprestigiarla o incluso aludir a su sexualidad, en definitiva, silenciarla.

(…) es ingenuo interpretar la misoginia como odio y desprecio hacia todas las mujeres. De hecho, la misoginia solo tiene como objetivo a las mujeres que se desvían de los patrones dominantes, en especial, de la norma según la que son los hombres quienes ejercen el poder (…) la mujer que se sale del patrón patriarcal será identificada como fría, arrogante, hambrienta de poder, poco confiable y moralmente sospechosa, ya que reclama espacios a los que no tiene derecho e incumple su función como mujer en un sistema que favorece a los hombres”. (El resaltado no corresponde al original).

El libro está compuesto por 14 capítulos, cada uno de ellos una potente invitación a reflexionar desde las primeras páginas: “Siempre supe que era difícil, pero no es justo que sea tan difícil”(en la introducción) y un prólogo. Luego se desarrollan cada uno de los capítulos:

  1. Para nosotras y de nosotras (Áurea Carolina);
  2. Violencia estructural en la trayectoria de una mujer negra (Benedita da Silva);
  3. Misoginia y manipulación mediática (Dilma Rousseff);
  4. La oscuridad no se combate con más oscuridad (Duda Salabert);
  5. El acoso está relacionado con el poder (Isa Penna);
  6. No te calles, ¡confróntalo! (Jandra Feghali);
  7. ¿Por qué no nos quieren? (Jô Moraes);
  8. ¿Qué podría ser peor que disputar las elecciones contra Bolsonaro? (Manuela D´Ávila);
  9. Violencia política de género, en singular y en plural (Maria Do Rosário);
  10. Fake news: la nueva vieja realidad (Marina Silva);
  11. Mujeres-agua, mujeres-tierra, mujeres-semilla. ¡Resistencia viva! (Sônia Guajajara);
  12. No nos callarán (Tabata Amaral);
  13. Hasta que el cuerpo de cada mujer sea libre (Talíria Petrone).

Además de los valiosos testimonios de las mujeres, también está incluido un capítulo en donde Marlise Matos realiza un mapeo de conceptos de violencia política contra las mujeres, a partir de la identificación de la existencia de violencia sexista, racista e interseccional.

Los relatos que se suceden uno tras otro, dan cuenta de las vivencias de cada una de las mujeres; son historias y experiencias, no anécdotas de terceras personas, ni textos discursivos o simbólicos. Por eso es que el libro es tan valioso, porque da cuenta de cada una de las situaciones y actos violentos que sufrieron ellas y sus familias, así como las personas que integran sus equipos de trabajo y apoyo.

El texto habla, entre muchos otros temas igualmente importantes:

  • Discriminación: “El racismo ni siquiera respeta la autoridad que nos confieren los votos”.- Benedita da Silva
  • Lo público y lo privado: “De manera superficial, podríamos pensar que los hechos de la vida privada nada tienen que ver con la actividad pública. Pero son parte de los obstáculos que enfrentamos las mujeres en el ejercicio de las actividades políticas. En especial, porque la sociedad les otorga la exclusividad de las tareas de cuidado. Siempre lo viví como si fuera un hecho natural en la vida de las mujeres. Me tomó un tiempo darme cuenta de que no lo era”.-Jô Moraes
  • Violencia estructural: “Atacar” es un verbo agresivo, deshumanizado, que indica una acción propia de alguien que pierde el control. Para los misóginos, es cosa de mujeres. “Criticar” (…) presupone raciocinio y equilibrio. Cosa de hombres” (…) Una vez más, la imposición de la tradición patriarcal, que relaciona a la mujer con la fragilidad, la delicadeza y la falta de preparación”.- Dilma Rousseff.
  • Criminalización de las luchas: “Criminalizar es una forma de intentar silenciar, de buscar tu punto débil para intimidarte. Es un artificio para quitarte valor, la fuerza y, sobre todo la motivación. Si perdés la motivación, los procesos de articulación y movilización se detienen”.-Sônia Guajajara
  • Sororidad: “Si es necesario que yo de un paso hacia atrás para que el grupo al que pertenezco de dos pasos adelante, ¡no dudo en hacerlo!”.- Duda Salabert
  • Acción colectiva: “La violencia política no puede responderse de manera individual, porque, de ser así, el resultado será el silencio de la víctima (…) Es necesario hacer valer la solidaridad, la sororidad y nuestras conquistas políticas, legislativas y jurídicas”.- Jandira Feghali
  • Equidad: “La construcción de la equidad en la representación política es una tarea de la democracia en la medida en que la presencia de mujeres conlleva el potencial de dar mayor transparencia a la política, de modo que sus decisiones formen parte de la vida pública”.-Maria do Rosário
  • Consecuencias para la democracia: “existen procesos de odio sin escrúpulos y estimulados de forma enfermiza (…) ocultos en los pliegues del tejido social y que solo nos llaman la atención cuando se manifiestan y se convierten en actos de violencia, con irreparables consecuencias políticas, sociales y culturales”.-Marina Silva

Frente a esta “realidad” es prácticamente imposible reaccionar y si se hace, el costo es muy alto. De acuerdo con Áurea Carolina, una de las autoras, requiere de una enorme fortaleza personal y del apoyo de su círculo más cercano:

si yo no hubiera desarrollado mi coraza feminista y no hubiera tenido el apoyo de muchas personas, probablemente habría renunciado a la política institucional. Además de visibilizar y producir conocimiento sobre las violencias que nos afectan, es nuestra función construir estrategias para enfrentarlas en la vida cotidiana y en el funcionamiento de las instituciones, así como articular redes solidarias de apoyo a las mujeres que están en la primera línea del sistema político”. (El resaltado no pertenece al original).

¿Qué hacer ante una violencia que va en aumento y que es constantemente utilizada para entorpecer, impedir y destruir la presencia de mujeres en la política?

La clave, como siempre, está en la educación; en la necesidad de desmitificar y sensibilizar, de eliminar patrones y conductas violentas. Lo cierto es que no se nace siendo feminista y consciente de que se es víctima de violencia y por eso es tan necesario hablarlo, denunciarlo y reflexionar lo que como sociedad se está en disposición de tolerar o erradicar.

Según las autoras, “lo que provoca un cambio en la sociedad no son las leyes nuevas, sino las nuevas conciencias”; la “disposición sincera de escuchar sin prejuicios” y “el respeto amoroso por las diferencias”.

El libro finaliza con un bellísimo agradecimiento a todas las mujeres que escribieron y que ojalá invite a la reflexión para respetar y seguir el llamado que nos hacen a visibilizar, denunciar y sobre todo, transformar nuestras sociedades.

Cuando contamos nuestras historias a otras personas, cumplimos una voluntad ancestral. Ejercemos el arte de la memoria. Al compartirla, participamos en la construcción de los caminos de la memoria colectiva, nos recordamos a nosotros mismos y recordamos a los demás la fuerza del ser. Contar experiencias nos ayuda a digerirlas y ayuda a otros a alcanzar sus propias resoluciones”.

Puede acceder al texto en PDF en el siguiente enlace: