Libro: La siliconización del mundo. La irresistible expansión del liberalismo digital.
Autor: Eric Sadin
Año original de publicación: 2016 (en francés), 2018 (en español)
Editorial: Caja Negra
Reseñado por: Fernando Obando Reyes
Palabras claves: liberalismo digital, Silicon Vally, tecnologías contemporáneas, tecnolibertarismo, comunicación digital.
Citación del libro: Sadin, E. (2018). La siliconización del mundo. La irresistible expansión del liberalismo digital. Buenos Aires, Argentina. Caja Negra.

«Ay, no se qué hacer
Esta mañana cual transhumano me levanté
Me asusté
Me vi estolqueandome mi alma


Hermano del futuro
Vengo buscando iluminación
Con baño de hierba
Escaparé la transhumación

Esta canción es para mi compadre transhumano
El nuevo ser extraño, que con la maquina han combinado

(…)

Ya conectaron
El internet
A mi pulmón
A mi corazón
«

Canción: Metamorfosis. Artista: Meridian Brothers y El Grupo Renacimiento. Año: 2022.

Start-ups, apps, fab labs, coders, espacios de coworking, think tanks, techies, ted talks, Facebook, Twitter, Google, Amazon, Silicon Valley, California, inteligencia artificial, internet, bootcamps, networking. Para Eric Sadin, estas son algunas de las tantas palabras que estarían estrechamente ligadas con el liberalismo digital y la “siliconización del mundo”, un proceso que puede ser entendido como “un nuevo tipo de colonización” proveniente de Silicon Valley; lugar ubicado en el estado de California, internacionalmente reconocido por su enorme cantidad de empresas especializadas en tecnología. Para Sadin este tipo de colonización es “más compleja y menos unilateral que sus formas previas, porque una de sus características principales es que no se vive como una violencia a padecerse, sino como una aspiración ardientemente anhelada por quienes pretenden someterse a ella.” (p.31).

Eric Sadin es un filósofo y escritor francés nacido en 1973, el cual se ha dedicado al análisis de las tecnologías contemporáneas y su relación con la sociedad; realiza tareas de docencia e investigación en distintas ciudades y universidades del mundo (Escuela Superior de Arte de Tolón, universidad de arte IAMAS) y publica regularmente artículos en medios como: Le Monde, Libération, Les Inrockuptibles y Die Zeit. Como se mencionó, el enfoque principal del autor se dirige hacía la tecnología, principalmente aquella vinculada con el contexto digital, y puede ser explorado a mayor profundidad en literatura como: Surveillance globale (2009), La vie algorithmique. Pour en finir avec. (2015), La humanidad aumentada. La administración digital del mundo (2017), La inteligencia artificial o el desafío del siglo. Anatomía de un antihumanismo radical (2020).

El libro se divide en 6 partes diferentes: 1) “Introducción: El malestar en la cultura y la luz resplandeciente del pacífico” 2) “Génesis y auge de Silicon Valley: De los Grateful Dead a Google X” 3) “Silicon Valley: una «visión de mundo»” 4) “El tecnolibertarismo: Un mundo sin límites” 5) “Psicopatología de Silicon Valley” 6) “Una Política de nosotros mismos”. A su vez cada capítulo está dividido en 5 subapartados.

Ahora bien, durante la “Introducción: El malestar en la cultura y la luz resplandeciente del pacífico”; Eric Sadin nos brinda un panorama y guía general del recorrido que tomará el libro; pero no sin antes aclararnos algunos conceptos y puntos de partida. Aquí el autor revisa algunos antecedentes históricos que dieron pie al inicio de grandes compañías de tecnología, las cuales se localizaron en el estado de California en Estados Unidos desde la primera mitad de siglo pasado. Se expone la importancia de los datos para el mundo contemporáneo y se profundiza en el concepto de siliconización; la cual es vista como un impulso “autocolonizador” y “deseado” emitido desde Silicon Valley a través de toda una serie de propaganda y valores que exacerban las virtudes de los “avances tecnológicos” y ven la vida humana como indeseablemente imperfecta; pero con una posibilidad infinita de modificación y “mejora”. Para el autor todo esta tensión se da en un contexto de crisis de modelo civilizatorio el cual viene acompañado de un campo político-económico dónde el liberalismo y el neoliberalismo se proclaman como corrientes campeonas y ven en las grandes corporaciones tecnológicas un aliado fundamental. Ante este situación, el autor defiende que las repercusiones para el humanismo y el ser humano como tal están siendo catastróficas; por lo que se necesita una toma de acciones inmediatas.

En el capítulo 1, “Génesis y auge de Silicon Valley: De los Grateful Dead a Google X”, Sadin se encarga de hacer una obsesiva revisión de los eventos históricos que dieron forma al espacio geográfico que ocupa Silicon Valley, su ideología y principios económicos, políticos, sociales e industriales. El autor regresa hasta el San Francisco de 1930 con el fin de trazar los inicios de la conjunción entre industria y tecnología; y sus múltiples transformaciones las cuales se verían afectadas por guerras, hippies, bandas de rock psicodélico, crisis económicas, la irrupción de la digitalización y el nacimiento de grandes corporaciones que mostraban “grandes inventos tecnológicos”. Para el autor, Silicon Valley ha pasado por 5 fases diferentes, cada una con sus retos, contradicciones y reformulaciones. Se pasa de una visión meramente militar industrial, a una que contempla paulatinamente elementos como la emancipación individual, la economía en red, la economía del conocimiento y el “silicon dream”, etapa en la que nos encontramos y que profesa una violenta expansión del ethos de Silicon Valley en todo el mundo.

Continuando con su disertación, el capítulo 2 Silicon Valley: una «visión de mundo» profundiza alrededor de los valores y herramientas claves que han servido a Silicon Valley para consolidar y expandir su visión. El filósofo argumenta que Silicon Valley ha mostrado un rostro al mundo que constantemente habla sobre el bien de la humanidad y de impulsos altruistas que buscan llevar a las personas a una utopía en donde su calidad de vida se verá “mejorada” significativamente; sin embargo, más allá de está fachada, se encuentran una serie de ideas y asociaciones problemáticas que encubren relaciones de dominación y una ideología autoritaria. Sadin explica que Silicon Valey ha encontrado un punto de alianza clave con el tecnolibertarismo (enfoque que es explicado a detalle en el siguiente capítulo) y que es gracias a este que ha encontrado maneras de volverse relevante en el mundo y de dar su testimonio de liberación a través de las “bondades tecnológicas”.

Durante este capítulo el autor argumenta que para Silicon Valley la vida humana se encuentra “defectuosa” y esta debe ser corregida y “perfeccionada”; las alteraciones al genoma humano y cientos de prótesis y herramientas tecnológicas se vuelven relevantes para alcanzar dicho estado de perfección. Para lograr estos objetivos, se cuentan con varios artilugios extra a disposición, entre ellos la inteligencia artificial; la cual por mucho tiempo fue un proyecto “poco relevante” en el área tecnológica, pero que sería revitalizado en los últimos años con gran diligencia. De aquí se desprende toda la lógica de la “vida asistida”, la cual deriva en muchas apps e invenciones que buscan facilitar el proceso de nuestra existencia sin importar cuál ámbito se encuentra en cuestión. Para Sadin, Silicon Valley descalifica la acción humana y al Estado, componentes que bajo su visión se encuentran inherentemente defectuosos y deben ser reemplazados con un camino tecnopolítico. Esta sección finaliza exponiendo una “última arma” que ha sido vital en el expansionismo de Sillicon Valley: la recolección de datos. Participamos constantemente en una transacción de datos, muchos de ellos son proveídos voluntariamente por nosotras y en otros casos son extraídos por métodos poco éticos que no se encuentran regulados por las legislaciones de los países. Esta “dominación por medio de los datos” ha permitido desarrollar un sistema de asistencia algorítmica que pretende instaurar el “totalitarismo del software” en nuestras vidas.

Seguidamente, en el capítulo 3 “El tecnolibertarismo: Un mundo sin límites”, el pensador indaga sobre los referentes simbólicos, las características y valores que encarnan el tecnoliberalismo/tecnolibertarismo. Sadin explica que para esta visión la vida humana es una fuente de riqueza económica inagotable, por lo tanto, todo proceso de la funcionalidad humana (incluyendo el respirar o el dormir) deben encontrar su conexión con un entorno tecnológico con el fin de encontrar su monetización. Bajo el tecnoliberalismo es imperativo automatizar cualquier necesidad humana y traducirla en una compra; el cuerpo humano puede aliarse con la tecnología con el fin de hacer pagos de una manera más “orgánica” y resolver de manera inmediata cualquier “necesidad”.

Para el autor, la empresa startup es la insignia inconfundible del tecnoliberalismo, esta es fundada a través del capital de riesgo, con el cual las corporaciones pasan “apostando” millones de dólares. Estas empresas suelen ser la consolidación del relato mítico del “emprendedurismo” y de la idolatría por las “grandes figuras corporativas”; elementos fundamentales para alimentar la expansión y aceptación popular de la “siliconización” y de la construcción del “aura surrealista” que empapa a este sector californiano. Este sector empresarial absorbe toda innovación que pueda “mejorar la vida” mientras crea jerarquías en donde los codificadores e ingenieros habilidosos y “sobresalientes” obtienen puestos de poder y el resto se convierte en una “masa” servil la cual es engañada con supuestos procesos de horizontalidad laboral. Sadin afirma que detrás de las startups hay una “criminalidad en sweatshirts”, la cual suele mostrarse con rostro juvenil o excéntrico y no duda en aprovecharse de todos los vacíos legales posibles para cometer sus fechorías o incurrir a prácticas de gestión económica con éticas sumamente dudosas con el fin de maximizar las ganancias económicas. El filósofo concluye esta sección advirtiendo que Silicon Valley cuenta con una enorme maquinaria propagandística la cual disemina agresivamente en sus plataformas y suele manifestarse en forma de Ted talks, fab labs, think tanks, bootcamps, entre otros espacios, los cuales se encuentran impregnados con su jerga y lógicas. Pero esto no es suficiente, por lo que los tentáculos del tecnoliberalismo deben expandirse hacía todo aspecto de la vida cotidiana e institucional.

Me parece necesario aclarar brevemente que hasta este punto la propuesta de contextualización del autor, así como su revisión teórica, analítica y reflexiva del desarrollo de Silicon Valley y el tecnoliberalismo me parecen sumamente acertadas y reveladoras. Sin embargo, a partir del cuarto capítulo en adelante encuentro fuertes discrepancias con su pensamiento y propuestas. No iniciaré aquí una discusión a profundidad con el texto del filósofo, pues trasciende el propósito de esta reseña, pero teniendo en cuenta esto, intentaré exponer las ideas principales de los siguientes capítulos siendo lo más fiel posible a la línea de pensamiento del autor.

Al llegar al capítulo 4: “Psicopatología de Silicon Valley”, el escritor procede a “diagnosticar” las “enfermedades mentales” que aquejan a Silicon Valley y a quienes caen en sus lógicas. Sadin menciona que la neurosis en tiempo real y el Síndrome de Sherlock Holmes son una constante, así como los emprendedores “superhéroes” que se creen todopoderosos pero que en realidad son hombres blancos violentos con tendencias psicopáticas. Aunado a esto, se identifica una fantasía transhumanista que pretender borrar la muerte biológica, una profesión del nihilismo extremo y la aparición de una egolatría tiránica que busca “infectar” y crear a otros nuevos “tiranos” que se convierten en “adictos (junkies)” a las “innovaciones” tecnológicas de las corporaciones del big tech. Para el autor, este panorama es mediado por la robotización, la cual, en vez de soluciones, engendra nuevas frustraciones y reifica el desprecio hacía la posibilidad de juicio y acción humana; aspectos que deben ser automatizados o en todo caso, eliminados dentro de nuestras capacidades.

Finalmente, en el capítulo 5 “Una Política de nosotros mismos”, el autor comienza declarando que la sumisión liberal a la que se expuso Occidente a través de figuras como Ronald Reagan o Margaret Thatcher fue fundamental para que las corporaciones tecnológicas se movieran en sus anchas, inmiscuyéndose poco a poco en la política y vendiendo su modelo de negocios y gerencia tecnológica a las figuras políticas que no tenían la menor idea de cómo incidir o atender la política pública. Sadin reflexiona que el análisis del panorama nos lleva a un punto en donde hay una innegable crisis del humanismo; pues una sociedad que emanó de él, ahora se volta en contra y le quiere destruir; lo cual pone en peligro la autonomía y libertad humana.

Ante el panorama descrito, el autor determina que la movilización política se convierte en una de las tareas más urgentes de este siglo. Esta tiene que venir acompañada de la negación integral[1], el incentivo de la responsabilidad y consciencia de las profesiones ingenieriles y un retorno a la apreciación de “lo sensible” y de aquellos momentos “Intensos y felices” pero efímeros de la existencia humana. Se podría decir que dentro de los mensajes finales del autor se destaca la necesidad de que gane “el amor a la vida” por encima de la dominación a través de herramientas tecnológicas.

“La siliconización del mundo” se presenta como una obra de gran relevancia para comprender de donde viene parte del panorama tecnológico y social que tenemos hoy en día. Por otro lado, es un escrito de gran ayuda para entender algunos valores que se exacerban desde el modelo de Silicon Valley, así como la influencia de su cosmovisión en la política pública y en la idealización del liberalismo tecnológico.  Más allá de las discrepancias con el autor; considero que es necesario el desarrollo de una visión crítica que nos permita atender los retos que la expansión del tecnoliberalismo trae a nuestras vidas. En resumen, la obra de Sadin se muestra con una pieza literaria provocativa y polémica; que en algunos momentos puede recordar las voces apocalípticas de las cuales nos advirtió Umberto Eco, pero que también generará dudas inquietantes y filosóficas en las mentes de todas aquellas personas apasionadas por los estudios en los campos de las tecnologías contemporáneas y fenómenos de la comunicación.


[1] En el subapartado 3 del capítulo 5 titulado “La «negación integral» en la era de los objetos conectados”, el autor explica que “en este caso se trataría del rechazo simple y categórico de esos protocolos de medida de la vida que ustedes [empresas de Silicon Valley] elaboran y nos quieren hacer comprar.”. Eric Sadin menciona que este rechazo debe verse manifestado hacía los televisores conectados, la digitalización de la política educativa, la implementación de medidores eléctricos inteligentes, los sensores en espacios profesionales, los asistentes digitales, pulseras de medición de flujos fisiológicos, el salario base universal, el préstamo digital de libros, entre toda una serie de negaciones más.