Libro: Central American Young People Migration. Coloniality and Epistemologies of the South
Personas Autoras: Henry Parada, Verónica Escobar Olivo y Kevin Cruz
Año original de publicación: 2024
Editorial: Routledge
Reseñado por: María Eugenia Bujanda
Palabras clave: movilidad humana, migraciones, juventudes, Centroamérica, derechos humanos, colonialidad, epistemologías del sur.
Citación del libro: Parada, H., Escobar-Olivo, V. y Cruz, K. (2024). Central American Young People Migration. Coloniality and Epistemologies of the South. Routledge
Central American Young People Migration. Coloniality and Epistemologies of the South
El libro Migración de las personas jóvenes centroamericanas: colonialidad y epistemologías del sur, aborda un tema poco tratado en la literatura sobre migraciones: los procesos de movilidad de las juventudes originarias de Guatemala, El Salvador y Honduras hacia el norte global. Solo esta circunstancia lo convierte en un texto fundamental. Sin embargo, su valor no solo deriva del tema concreto que estudia, sino también del enfoque escogido por sus autores. Alejándose de las perspectivas eurocentristas predominantes, Henry Parada, Verónica Escobar Olivo y Kevin Cruz, analizan la cuestión desde el prisma de la colonialidad y las epistemologías del sur.
Parada y Escobar Olivo, de origen salvadoreño, trabajan en la Universidad Metropolitana de Toronto, en Canadá. Junto con su colega hondureño Kevin Cruz, profesor en la Universidad Autónoma de Honduras, han sido parte del proyecto de investigación denominado Alianza por los derechos de la niñez y la juventud, una iniciativa de siete años de duración dedicada a examinar las dinámicas que influyen en los derechos de la niñez y la juventud en Centroamérica y el Caribe mediante. El libro aquí reseñado procede de este esfuerzo colectivo realizado en el norte global por personas centroamericanas comprometidas con la denuncia de la situación de subordinación, explotación y discriminación que viven los países de la periferia.
Adoptar el enfoque de la colonialidad y las epistemologías del sur permite exponer la migración joven centroamericana como un caso representativo de los procesos migratorios experimentados en otros lugares del sur global. Lo posibilita el no quedarse en un mero análisis de las características y causas más inmediatas de la crisis actual, las cuales varían según el contexto y particularidades de cada región. Indagar las raíces históricas y estructurales de la migración lleva a esclarecer el impacto de la experiencia compartida en el sur global de la colonización, el imperialismo, la integración en el capitalismo global, el neoliberalismo y la actual colonialidad, y lo que estas experiencias han representado para la raza, clase, género, edad y otros.
El libro se compone de una introducción, cuatro capítulos centrales y una sección final donde se presenta una actualización sobre políticas migratorias implementadas de manera posterior a la elaboración del grueso de la obra, y su impacto en las condiciones de la población joven migrante.
El primero de los capítulos centrales del libro aborda la construcción de la juventud migrante centroamericana desde la perspectiva de la colonialidad y las epistemologías del Sur. Esto implica dos cosas: en primera instancia, considerar fuentes y maneras de conocer tradicionalmente marginadas, empezando por las voces de las propias personas jóvenes migrantes además de las perspectivas de quienes investigan el fenómeno desde la región; en segundo lugar, supone centrarse en cómo la opresión y la injusticia sistémicas que afrontan las juventudes centroamericanas les fuerzan a migrar buscando la seguridad y las oportunidades que no encuentran en sus países de origen. La perspectiva decolonial también permite revelar la matriz de poder racial, clasista y patriarcal que modela las políticas migratorias de los países del Norte Global, basadas en el control y militarización de las fronteras, la criminalización y el rechazo de la población joven migrante centroamericana. Este capítulo invita a considerar la migración no solo como un acto de agencia individual, sino como una respuesta colectiva a sistemas de opresión prolongados y estructurados por la colonialidad del poder.
El siguiente capítulo retoma la historia de tres países centroamericanos, Guatemala, El Salvador y Honduras, para destacar los factores sociales, políticos, económicos y culturales que explican el estado de crisis actual, y cómo las políticas y acciones de los Estados Unidos han jugado un papel crítico en la configuración de la realidad actual de la región. A lo largo de la historia, desde el establecimiento del modelo agroexportador a finales del siglo XIX hasta la adopción de políticas neoliberales bajo el Consenso de Washington, la intervención estadounidense ha influido profundamente en la estructura política y económica de estos países. El impacto en la juventud de las políticas nacionales y de la continua intervención externa ha sido devastador, contribuyendo a un ciclo continuo de desesperanza y falta de oportunidades. Las personas jóvenes de la región se encuentran en una situación en la que la migración, principalmente hacia los Estados Unidos, aparece como la única opción viable para la supervivencia, debido a la falta de oportunidades económicas y a la violencia ejercida tanto por el aparato estatal como los grupos criminales.
El tercero de los capítulos centrales del libro analiza cómo las políticas y legislaciones, tanto internacionales como nacionales, han moldeado la percepción y el tratamiento de la población joven migrante proveniente de Centroamérica. Documentos recientes enfocados hacia la región, como la Declaración de Nueva York sobre refugiados y migrantes y la Declaración de Cartagena sobre refugiados, entre otros, han tratado de reasegurar el reconocimiento de las personas migrantes como sujetos de derechos, independientemente de su estatus legal. Sin embargo, en la práctica, las políticas migratorias otorgan a los países de tránsito y destino la potestad de decidir a quiénes brindan protección y a quiénes no, perpetuando la liminalidad y vulnerabilidad de las personas migrantes. Esto significa quedar atrapadas en una zona gris de no pertenencia a “ningún lugar”, que agrava su situación de desprotección y exclusión. Ante esto, la juventud migrante enfrenta una doble indefinición: primero como migrantes y luego como jóvenes. Esto último implica ser concebidas como personas subalternas y al mismo tiempo peligrosas. Esto se refleja en la implementación de políticas que criminalizan a las personas jóvenes y las despojan de protecciones especiales, especialmente en contextos de tránsito y deportación.
El último de los capítulos centrales explora la realidad de la juventud migrante de El Salvador, Guatemala y Honduras a partir de la entrevista a 159 personas jóvenes entre 16 y 24 años, en distintas etapas del proceso migratorio (algunas están planeando migrar, otras lo hicieron y optaron por regresar, otras fueron deportadas y otras están residiendo en otros países). El análisis revela una profunda desesperanza generalizada, producto de la convicción de que es imposible que sus países logren superar algún día las condiciones de pobreza, de falta de oportunidades de educación y trabajo, y de constante inseguridad. Las personas jóvenes consideran que sus gobiernos no las protegen y que son incapaces de cambiar la situación de sus países, lo que hace que la migración parezca la única salida viable para lograr una vida mínimamente digna y segura para ellas y sus familias. En este contexto, Estados Unidos se presenta como el país de las oportunidades, un “sueño americano” que contrasta fuertemente con su realidad.
La travesía hacia el norte es una experiencia peligrosa y deshumanizante, tanto que algunas de las personas entrevistadas prefieren no referirse a ella. Quienes se animan a recordarla, hablan de innumerables dificultades, extorsiones, violencia y el temor permanente a ser detenidos y deportados. Las personas migrantes se encuentran a merced de quienes integran la creciente “industria de la migración”: operadores, traficantes, así como funcionarios y oficiales de distintos cuerpos policiales, que se aprovechan de la extrema vulnerabilidad de las personas durante su tránsito y a su llegada a la frontera de Estados Unidos. Las deportaciones son frecuentes. Quienes las sufren retornan a condiciones aún más difíciles, afrontando deudas importantes y peores condiciones de vida. Sin embargo, muchas de las personas deportadas realizan nuevas tentativas de migración, con una determinación y valentía admirables ante los enormes riesgos del viaje. Su persistencia atestigua mejor que nada la opresión que viven en sus países de origen, así como su constante lucha por lograr una mayor agencia y controlar sus propios destinos, a pesar de las adversidades.
Este libro es esencial para quienes desde la academia, la formulación de políticas o la atención directa en campo busquen comprender y responder a la migración juvenil centroamericana de manera informada y ética. El hecho de haber sido publicado en inglés en una editorial de gran alcance es especialmente importante, porque amplía su potencial de resonancia en el debate académico internacional. Cualquier logro en este sentido es significativo en la medida en que se otorga visibilidad a la violencia estructural que sufre la población centroamericana y se contribuye a vencer la resistencia de los países del Norte a reconocer su responsabilidad en ella.
Dadas las condiciones que se viven en Centroamérica, no es esperable que las migraciones forzadas desde esta región vayan a aminorar en el corto y mediano plazo. Tampoco es previsible que las políticas migratorias de los países de tránsito y destino transformen radicalmente su enfoque, de la securitización a la protección de las personas migrantes. Sin embargo, la obra de Parada, Escobar Olivo y Cruz honra el ejemplo y la lucha de las personas jóvenes migrantes centroamericanas, dándoles voz, validando sus razones y mostrando el camino hacia la construcción de condiciones de vida más dignas y justas para ellas.