Libro: Aventuras de la epistemología ambiental: de la articulación de ciencias al diálogo de saberes
Autor: Enrique Leff
Año original de publicación: 2006
Editorial: Siglo XXI Editores.
Reseñado por: Bryan Vargas Vargas
Palabras clave: ecología, epistemología, capitalismo, medio ambiente.
Citación: Leff, E. (2007) Aventuras de la epistemología ambiental: de la articulación de ciencias al diálogo de saberes. Siglo XXI Editores.
Enrique Leff Zimmerman (Ciudad de México, 1946) economista, sociólogo ambiental, escritor y catedrático mexicano.
Leff en su libro “Aventuras de la Epistemología Ambiental: de la articulación de ciencias al diálogo de saberes” muestra su propuesta acerca de la Epistemología ambiental. Esta no es una teoría, una metodología o una invitación de trabajo interdisciplinar, sino que es una provocación por construir conocimiento desde una ruptura con la racionalidad científica moderna que ha cosificado la naturaleza, algunas culturas y la vida en general. Por lo que tampoco basta con la pretendida subsanación de la ciencia moderna mediante la “ambientalización” o “articulación” de las disciplinas, ya que de fondo a estas se escapan todas las realidades, vidas y relaciones que no forman parte de sus objetos y conceptos.
El autor explica que esta postura epistemológica comienza a tener cimiento a partir de la década de 1960 momento en el cual la crisis medio ambiental se hace más evidente, sobre todo por la racionalidad cosificadora de la naturaleza, que implicó entonces cambios epistemológicos, ideológicos y teóricos como la “transición del estructuralismo, la racionalidad de la modernidad hacia el ecologismo, el pensamiento de la complejidad y la filosofía de la postmodernidad”, las cuales son también atribución a su epistemología. Para el autor el ambiente no es la ecología, sino la complejidad del mundo; es un saber sobre las formas de apropiación del mundo y de la naturaleza a través de las relaciones de poder que se han inscrito en las formas dominantes de conocimiento, en síntesis, es una suma de miradas (pág. 5).
La epistemología ambiental responde a un momento socio histórico donde el paradigma de la ciencia moderna muestra su naturaleza cosificadora pero que sobre todo niega formas del ser y la potencialidad del ser. Ante esto, Leff propone un conocimiento por la vida, que venga a ser una epistemología en diferencia con la razón fragmentadora, objetivadora y cosificadora, con pretensiones de universalidad y totalidad de las ciencias modernas. Razón por la cual la propuesta no pretende cumplir con las reglas del modelo de ciencia dominante que considera la naturaleza como externalidad de los objetos del conocimiento, y que se evidencia en las consecuencias propias de esta racionalidad como: “explotación económica, degradación ambiental, desigualdad social, subyugación cultural y exclusión de género” (pág. 15). Dice Leff sobre su epistemología:
Es un futuro generado por aquello que es, pero también por el ser que desconocemos, por la apertura del ser hacia aquello que está más allá de la productividad de la naturaleza y de la sociedad instaurada (del mundo objetivado y cosificado impulsado por la economía y la tecnología de la racionalidad hegemónica dominante); de lo que está en la potencia del ser y que no podemos dominar ni conocer; lo que está más allá del ser y lo que existe “de otro modo que ser”. Es la apertura a la complejidad ambiental y a un diálogo entre seres culturales que incorporan conocimientos, sabidurías y sentidos que se expresan en identidades y prácticas en la resignificación del mundo. (pág. 53)
La obra nos permite dilucidar una propuesta que busca la ruptura del propósito totalitario de todo pensamiento unificado, por ejemplo: “El saber ambiental emerge en el espacio exterior al logos científico y a la esfera de racionalidad dentro de la cual constituyen sus objetos de conocimiento, en estructuras teóricas que se edifican desconociendo, subyugando y expulsando saberes de su campo; ignorando lo real que es su Otro y que no puede abrazar en la positividad de su conocimiento (pág. 6)”. El autor parte desde que la crisis como civilización y dentro de esta la crisis ambiental es sobre todo un problema del conocimiento, cuya base es la negación al Otro y las relaciones de Otro, es decir, es una crisis del modelo occidental moderno capitalista que objetiva la vida y niega las relaciones. En estas críticas a las ciencias modernas, afirma Leff que “las ciencias ambientales no existen” (pág. 14) ya que estas “no surgen de un proceso de enlazamiento que llegaría a darle a cada ciencia lo que le falta por su fraccionamiento”, pasaría lo mismo con las ciencias de la sociedad que han intentado abrirse a la “externalidad” ambiental pero que en su constitución niegan formas culturales, las visiones de mundo y la potencia de producirlo.
También se encuentra que hay una crítica a la racionalidad moderna en las ciencias y la economía, que se amalgaman en la objetivación, y que es imposible que la ciencia moderna subsane ya que es su principio constitutivo, y que será evidente en contradicciones de una ciencia y economía que sigue basada en objetos y conceptos como: “internalizar sus costos ecológicos” “capital natural” “capital humano” “capital cultural” versus la epistemología ambiental cuya intención es la construcción de una nueva racionalidad teórica, social y productiva (pág. 41), cuyo principio es la diversidad y diferencia entre los procesos que constituyen la racionalidad ambiental (potenciales ecológicos, significaciones culturales) y su imposible reconversión en valores monetarios y en formas conmensurables del capital. Dice Leff sobre la apropiación económica de la naturaleza:
Hoy, las estrategias de apropiación tecno-capitalista de la naturaleza, desde una economía ecologizada, han venido institucionalizando y buscando legitimar los derechos de propiedad intelectual sobre los recursos genéticos del planeta apropiándose del patrimonio genético de la humanidad a través de la bioprospección y la propiedad privada de la biotecnología. Pero al mismo tiempo, la capitalización de la naturaleza y la hibridación de órdenes ontológicos y epistemológicos diferenciados, reclaman nuevas formas de conocimiento y del saber, más allá del rigor epistemológico que pueda establecerse sobre la posible articulación de las ciencias y de los modos de producción. (pág. 13)
El investigador es contundente al afirmar que el capitalismo se ha instaurado e institucionalizado “con una racionalidad anti-naturaque infringe sus costos en la naturaleza e incrementa la producción de entropía, induciendo la degradación de los ecosistemas y del ambiente (pág. 39)”. Expone su postura marxista en su epistemología, en tanto el trabajo humano y la naturaleza son contradicciones del capital no sólo porque su naturaleza es negada y desconocida por la racionalidad económica, sino porque los humanos y la naturaleza están intrínsicamente vinculados al capital en una relación de explotación (pág. 47). Ante estas “contradicciones del capital” Leff propone dejar la racionalidad económica hacia racionalidad humana: “El saber ambiental construye su utopía desde el potencial de lo real y la realización del deseo que activa principios materiales y significaciones sociales para la construcción de una nueva realidad (pág. 19)”. Es en este sentido la epistemología ambiental cambiará el sentido de hábitat, territorio y la autonomía, ya que pasaran de conceptos a vínculos entre lo real, simbólico y potencialidad de ideas colectivas de nuevos actores sociales ante la naturaleza y la vida.
En este sentido la propuesta epistemológica es conocimiento hacia la vida: “como condición de vida: no sólo de la biodiversidad, sino de la vida humana, de la cultura, del sentido de la existencia (pág. 55), es potencialidad, en el horizonte de lo posible y de lo que aún no es (pág. 9). Es ser con el Otro y sus relaciones que han sido negadas y construir “nuevas perspectivas de comprensión y apropiación del mundo” (pág. 9) ya que “ni el ser es uno, ni el saber es uno” (pág. 13).
Se trata de comprender la complejidad ambiental y no de fragmentar la misma, “ser en la cultura en los diferentes contextos en los cuales codifica y significa a la naturaleza, reconfigura sus identidades y fragua sus mundos de vida, en la relación entre lo real y lo simbólico (pág. 8)”. Leff señala que su epistemología es política de la diferencia y de la diversidad cultural, abierta al desacuerdo y a la otredad. “El saber ambiental se forja en el encuentro (enfrentamiento, entrecruzamiento, hibridación, complementación, antagonismo) de saberes diferenciados por matrices de racionalidad-identidad-sentido que responden a estrategias de poder por la apropiación del mundo y de la naturaleza (pág. 23)”.
Finalmente, el autor propone que se trata de un juego de “mismidades”, es decir, que no solo es una relación de diálogo o síntesis intercultural, sino más de hibridación de ser, identidades, de internalizar al otro, acción que implica ser siempre individual y colectivo. Este sumar-sumar es lo que el autor le llama Co-herencia, en la suma de saberes que “abre la reflexión sobre la relación del ser con el saber, sobre el diálogo de saberes desde seres culturalmente diferenciados y la constitución de actores sociales en la reapropiación social de la naturaleza (pág. 31)”.
La obra sin duda es una crítica a las ciencias en general que han negado conocimientos y formas de conocer que se escapan a sus fragmentaciones de realidad y racionalidad objetivadora; entre estas la naturaleza, algunas culturas y sus relaciones. Por lo que la conclusión de que la crisis ambiental es sobre todo un problema del conocimiento, es clave para entender visiones de mundo aun negadas y las consecuencias de entender una naturaleza como externalidad, la economía ecologiza o el equiparar la vida con algún valor económico.