Imagen tomada de: Amazon Prime

Por: Roy González Sancho

En este trabajo, se comenta de forma breve el documental titulado “Tempestad” de Tatiana Huezo. En el que se exponen dos casos de mujeres víctimas de la violencia estructural de México, a saber: Miriam y Adela Alvarado.

La primera, fue acusada sin pruebas de crimen organizado y tráfico de personas, siendo encarcelada en una prisión “autogobernada” por un cartel de narcotraficantes, incluso su abogado defensor sabía que ella era inocente, pero le confirma que su detención se debía a un “pago político” que el gobierno debía presentar y que alguien debía responder por ello. En lo que respecta al relato de Adela, se trata de una familia circense que ve secuestrada a su hija Mónica a manos de una red de tráfico sexual, en la cual estaba involucrado un compañero de la universidad de la joven, así como del padre de dicho elemento, el cual era un miembro de la policía de la localidad.

El documental “Tempestad” se elige para este breve análisis primordialmente por la centralidad del tema de la violencia estructural, y la representación de las vidas, subjetividades y relatos de las diferentes víctimas protagonistas del audiovisual. Al tiempo que el material presentado, permite dar cuenta de las “respuestas” que un Estado como México ha erigido en los ámbitos de seguridad y judicial para el tratamiento de las manifestaciones o consecuencias del flagelo de la violencia.

De acuerdo con la  OPS (2020) la violencia que viven a diario los países de la región, tienen consecuencias tanto en la situación social  como en la salud, provocando muertes en hombre jóvenes y niños principalmente, y consecuencias a nivel de salud por lesiones y traumas psicológicos en otras poblaciones vulnerables como hombres, mujeres  y niños. Estos aspectos en suma, aumentan el riesgo de consumo problemático de sustancias lícitas e ilícitas, enfermedades mentales, suicidio, enfermedades infecciosas, problemas del corazón, así como la posibilidad de reproducir la violencia con terceros.

Como puede verse en el párrafo anterior, la violencia es un fenómeno de expresiones estructurales que, en situaciones de exclusión y desventaja, tiene además de sus efectos o consecuencias sobre quienes la padecen, un correlato en el que puede perpetuarse mediante su reproducción tanto por las víctimas como en aquellas personas inmersas en contextos desfavorables.

En este panorama, el documental de Tatiana Huezo expone claramente en voz de dos víctimas, la manera en la que se manifiesta la violencia estructural que ha sufrido México, y que permea los distintos niveles de actividad pública e institucional del Estado. Dentro de los segmentos visuales que se exponen en el documental, se dejan ver algunas manifestaciones y expresiones públicas que tanto personas individuales como familiares de las víctimas de la violencia en México han llevado a cabo.

Sin embargo, como ha mencionado Cornide (2020), este audiovisual es una narración de momentos violentos, pero está muy lejos de ser una obra o puesta en escena que reproduzca la violencia. De esta forma, cobra un primer plano un reclamo y comunicación acerca de las formas encubiertas, en algunos casos, y abiertamente impunes en otros, con que diversas poblaciones sufren flagelos como el secuestro, la explotación laboral y la corrupción funcional al crimen organizado que afecta a muchas poblaciones, no solo de México sino de la región. Países como El Salvador, Honduras y Guatemala han sido escenarios en los que como en el país del norte, se tiene evidencia de las dinámicas interdependientes que se han desarrollado entre organizaciones del crimen organizado con estructuras estatales.

A partir de la interpolación de segmentos de imágenes ilustrativas y de los contextos de las protagonistas, con las voces de ambas como fondo, el documental logra plasmar una representación honesta de la variedad de reclamos que, distintos actores sociales han puesto en la discusión pública sobre la violencia que afecta a varios segmentos de las poblaciones nacionales.

El documental, apela de forma indirecta a la lucha histórica que se ha llevado a cabo en la región latinoamericana por el cumplimiento y garantía de los Derechos Humanos, tanto por movimientos sociales, como por diversas instancias civiles e internacionales, en muchas ocasiones debido a la complicidad e inacción de los Estados ante las injusticias sufridas. Las acciones colectivas e individuales motivadas por la exigibilidad de los derechos y la reparación a las víctimas por los daños recibidos, han sido igualmente las consignas principales a partir de las cuales se han organizado las acciones colectivas de protesta y resistencia, no solo en México, sino en otros países de Latinoamérica como Las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, el Mochilazo en Chile, Comités patrióticos en Costa Rica, los movimientos estudiantiles en el resto de Centroamérica.                                                             

Del mismo modo, puede mencionarse que de la mano con la variedad de actores y actrices sociales involucradas en estas dinámicas, se ha hecho uso como recurso repertorios de acción muy variados, desde el mundo de las artes hasta los tipos de organización de expresión popular y protesta más tradicionales como la marcha pacífica, la protesta y la denuncia.

Siguiendo las reflexiones de Calderón Harker (2019), y de acuerdo con Mbembe citado por este último, temas como los tratados por el documental Tempestad, no involucran últimamente una forma de poder que organiza únicamente la vida, sino una reinterpretación de las maneras en las que el Estado ejerce su “soberanía” o poder organizando y decidiendo cuáles vidas merecen ser conservadas y cuáles otras son prescindibles.

Dicho de otra forma, con la consolidación de prácticas necropolíticas, impulsadas por los procesos de imposición que consolidaron a los modelos neoliberales en el poder, así como los paradigmas de seguridad y gestión de lo social, las luchas sociales parecen estar abocadas, al menos en los últimos 15 años, a reconfigurar o conservar las condiciones mínimas para poder garantizar una vida y un vivir dignos.  Objetivos para los cuales, y de igual manera a “Tempestad”, la reivindicación y la exigibilidad de los Derechos Humanos se vuelve un requisito fundamental, para la consecución de la justicia.  

Bibliografía

Calderón Harker, S. (2019, septiembre 29). Necropolítica: Los CIEs y la economía de los “malos cuerpos”. El Salto Diario. https://www.elsaltodiario.com/el-rumor-de-las-multitudes/necropolitica-los-cies-y-la-economia-de-los-malos-cuerpos

Cornide, A. (2020). Tempestad: Una  Cartografía corporal de la violencia. Anclajes, XXIV(3), 29-43.

OPS. (2020). Prevención de la violencia [Organización Panamaericana de la Salud]. Prevención de la violencia. https://www.paho.org/es/temas/prevencion-violencia

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